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REVISTA HISTORIA NAVAL 138

UNA FRAGATA DE LA REAL COMPAÑÍA DE FILIPINAS EN EL OCASO DE UN... mos su desglose exacto. Más importante aún era su carga en líquido: 200.000 pesos fuertes en plata (5), cantidad más que respetable para continuar engrasando la maquinaria de la Compañía en los mercados orientales. Por lo que respecta a los pasajeros, el elenco de personajes difiere bastante del que hallábamos en el periplo anterior. Para empezar, en este embarca toda una autoridad: el nuevo arzobispo electo de Manila (6), fray Juan Antonio Zulaibar, eclesiástico perteneciente a la orden de los dominicos y adscrito al convento de San Pablo de Burgos. Había estudiado filosofía y teología en varios cenobios de su orden, y acabó nombrado catedrático de la segunda en Alcalá en 1796 (7). Su ascenso se produjo tras los fallecimientos del arzobispo fray Juan Antonio Gallego de Órbigo y de fray Ignacio de Salamanca, obispo de Cebú, designado en primera instancia como sucesor de aquel (8). Regiría la archidiócesis por espacio de veinte años (9). Las fuentes filipinas confirman su pasaje a bordo de la nave: «Este señor llegó a esta bahía el día 1 de septiembre del año de 1804, en la fragata llamada Santo Domingo de la Real Compañía de Filipinas». También confirman que no lo hizo en solitario: «Hizo su viaje en cuatro meses y llegó con toda felicidad. Trajo de familia un religioso llamado Fr. Pedro de la Iglesia, dos pajes y un sobrino aún muy joven» (10). Más exótica todavía resulta la presencia de dos clérigos de origen chino: Marcos Ciang y Pablo Wan, que se habían formado en el Colegio de los Chinos de Nápoles y regresaban a su tierra de origen para predicar la religión católica (11). Su pasaje en la Santo Domingo se debía a una gestión del embajador del reino de Nápoles (12) ―no debemos olvidar que Carlos IV era el hermano mayor del rey de las Dos Sicilias, Fernando I―. El capellán de la Santo Domin- (5)  AGI, Filipinas 991. Junta nacional de accionistas de la Compañía de Filipinas, 23 de diciembre de 1805. (6)  AGI, Arribadas 439B, N. 242. (7)  Un resumen de su carrera eclesiástica hasta entonces aparece en «Diversos hechos acaecidos durante el gobierno del Señor Arzobispo de Manila», Archivo de la Universidad de Santo Tomás, Manila (en adelante AUST), libro 34, 3, ff. 78v-79r. Hay una copia de la real cédula de su nombramiento, fechada el 16 de abril de 1804, en el Archivo Archidiocesano de Manila (en adelante AAM), caja 1.A.1., carpeta 8. Véase también GONZáLEZ POLA, M.: Obispos dominicos en Filipinas, Madrid, 1991, pp. 94-95. (8)  AGI, Filipinas 1004, N.17. (9)  Sobre su gobierno se pueden consultar «Diversos hechos acaecidos durante el gobierno del Señor Arzobispo de Manila» (AUST, libro 34, 3, ff. 73-152) y Libro de Gobierno Eclesiástico (AAM, caja 1.D.10., carpetas 8-10, y caja 1.D.11., carpeta 8). Sus decretos al frente del arzobispado también se conservan en este último archivo (caja 1.B.4., carpeta 5). (10)  AUST, libro 34, 3, f. 70r. «Ceremonial observado en la llegada del arzobispo don Fr. Juan Antonio Zulaibar del orden de predicadores». (11)  Fundado en 1724 por el misionero Matteo Ripa, quien tras trece años en China había regresado a Italia con un grupo de oriundos, con el fin de formar un clero autóctono capaz de retornar a su país y evangelizarlo. Véase RIPA, M.: Storia della fondazione della congregazione del Collegio deʼ Cinesi. Manfredi, Nápoles, 1832. (12)  AGI, Arribadas 439B, N.348. Pedro de Ceballos a los directores de la Compañía, 12 de septiembre de 1803. Año 2017 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 11


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