Page 33

REVISTA HISTORIA NAVAL 138

SEBASTIÁN AMAYA PALACIOS Al poco arribó también el ingeniero militar Bautista Antonelli, quien estaba al cargo de la fortificación general del Caribe. Su proyecto defensivo para la ciudad no se limitó a idear un sistema de fuertes, baterías y murallas. Para el correcto funcionamiento de las defensas desplegadas consideró que las galeras debían cooperar con el fuerte que protegía la entrada a la bahía interior y ocuparse asimismo de la protección del canal de Bocachica, a modo de baterías móviles (26). Sin embargo, en la etapa de Sancho de Guitar, las galeras no cumplieron una función táctica decisiva, habida cuenta que, en línea con lo que había sido la tónica durante el mandato de su predecesor, Vique de Manrique, las embarcaciones no se mantuvieron en condiciones óptimas. Prueba de ello fue la fuga de varios de los soldados y remeros de su dotación, según refiere Borrego Plá, desmotivados por la deficiente alimentación (27). Más tarde, los forzados de una de ellas se sublevaron y la destruyeron, por lo que en 1591 (28) hubo de enviarse desde España otra de reposición (29). Al año siguiente, con el maestre de campo Pedro de Acuña, nuevo gobernador en reemplazo de Pedro de Lodeña, se pedía que del situado se costease el préstamo que debió realizarse en la Península para poder enviar la embarcación, que montaba 6.000 ducados (30). ¿Eran suficientes dos galeras para defender toda Tierra Firme? Podría afirmarse que no, pero ¿era posible financieramente sostener una escuadra mayor? El motín de los forzados cuestiona el grado de control que ejercía el cabo sobre la tripulación, así como la disciplina y preparación de esta. Aun así, los vecinos de Cartagena eran partidarios de fortalecer la presencia naval destinando más navíos para la región (31). En 1595 solicitaron a Felipe II que aprobara el envío de dos nuevas galeras, para sumar cuatro en total. Al tardar la respuesta de parte del gobierno de Madrid, decidieron construir una allí mismo y a sus expensas. El monto de la inversión ascendió a 1.600 pesos, según Borrego Plá (32), y la nave se botó en enero de 1596. En la documentación se informó de que Pedro de Acuña, «… por no estar de servicio una de las dos galeras de esa costa, hizo fabricar allí otra por haber buen aparejo para ello. El costo de ella monta seis mil quinientos (26)  AGI, Patronato 270. El ingeniero Bautista Antonelli trata de los reparos que se habían hecho y se iban haciendo en la defensa de la ciudad de Cartagena, 16 de febrero de 1587. (27)  BORREGO PLá, p. 81. (28)  AGI, Santa Fe 62. Carta del cabildo secular de Cartagena, 5 de septiembre de 1591. (29)  Provista por el conde de Santa Gadea, adelantado de Castilla y capitán general de las Galeras de España, por carta fechada en abril de 1593. AGI, Santa Fe 986. Real cédula a Pedro de Acuña, gobernador de Cartagena, 22 de mayo de 1593. (30)  AGI, Santa Fe 986. Real cédula a los oficiales de la Real Hacienda, 14 de enero de 1594. (31)  AGI, Patronato 270. Consulta del Consejo de Indias proponiendo al Rey que se envíen a Cartagena ciertas galeras para la guarda de aquellas costas, 14 de noviembre de 1592. (32)  BORREGO PLá, p. 81. 32 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 138


REVISTA HISTORIA NAVAL 138
To see the actual publication please follow the link above