Page 40

EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 918

cada vez a más velocidad. Los valores conforman la voluntad, que en el militar se sintetizan en la voluntad de vencer. Las profesiones citadas, la medicina, la jurisprudencia, la milicia, incluso la religión, ofrecen lo que se llama «bienes internos esenciales», que ninguna otra puede proporcionar. Pero las sociedades no podrían progresar sin otros bienes que producen otras profesiones como la docencia, la educación, la investigación, la innovación, los profesionales de la Administración pública, los de los medios de comunicación, la ingeniería, etc., que se caracterizan por ser «actividades sociales cooperativas» que buscan un bien interno, el bien común. Para algunos la educación estaría por encima de la milicia o de la religión; es posible que así sea en un mundo ideal. La educación es vital para el desarrollo de sociedades avanzadas, sin duda, pero ese desarrollo no es posible sin seguridad. Todos estos bienes internos resultan imprescindibles para que una sociedad pueda considerarse humana, por eso la población los da por buenos y los considera legítimos. Cualquiera de las profesiones citadas cobra su sentido al perseguir un fin, un bien legítimo que les es propio, y además necesitan ser aceptadas en la sociedad en la que se desarrollan; necesitan, en definitiva, estar socialmente legitimadas. A veces la milicia encuentra serias dificultades para encontrar esa legitimación en algunos sectores de la sociedad, a pesar de ser la base que asegura todo lo demás. Quizás porque en ella reside el legítimo derecho del uso definitivo de la fuerza, de la violencia, de la coacción para preservar los fines de la sociedad y el Estado y la sociedad en sí misma. Al residir el uso legítimo de la fuerza en los militares redunda aún más en la necesidad de asumir esos valores que comparten todas las Fuerzas Armadas occidentales. Es bastante obvio que el bien interno de la sanidad es la salud y el bienestar de la población, el de la docencia el de formar personas educadas, críticas y autónomas gracias al conocimiento adquirido, el de los juristas el de una convivencia más justa, el de los trabajadores sociales ayudar a los más débiles y vulnerables, el de los medios de comunicación ofrecer información objetiva, una opinión sensata y entretenimiento digno, el de la religión ayudar a entender la finalidad de 40  REVISTA EJÉRCITO • N. 918 OCTUBRE • 2017 la existencia y a ser mejores cada día y el de la milicia proporcionar la seguridad y estabilidad que asegure el ejercicio de la libertad, los derechos y la protección de los valores y principios en los que se asienta la sociedad. Quien ingresa en cualquiera de las profesiones que se tratan en este ensayo no puede proponerse una meta cualquiera, sino que le viene dada y la comparte con el resto de sus compañeros, que persiguen la misma meta. Sin duda, el ejercicio de una profesión requiere cierta vocación, es decir, un peculiar interés por los fines que pretende conseguir. Sean cuales sean los intereses privados para incorporarse a la profesión, desde ganar un sueldo para vivir hasta enriquecerse, desde tomar una identidad social hasta conseguir un cierto o un gran prestigio social. Sea cual sea el «motivo personal», al ingresar en la profesión se debe asumir el fin que le da sentido a la misma. De otro modo la frustración está casi asegurada. Desgraciadamente, a lo largo del tiempo muchas profesiones han ido abandonando sus fines legítimos, aceptando que el fin justifica los medios, y es por ello que se hace preciso recordar los hábitos, los valores que es necesario desarrollar para alcanzar aquellos fines. A estos valores los griegos les ponían el nombre de aretai, que significa realmente «excelencia», por la estrecha relación entre ambos. Los valores, por tanto, están unidos a la búsqueda de la excelencia mediante el buen ejercicio de la actividad profesional, mediante ofrecer un buen servicio con rigor y exactitud, un buen producto en competencia diaria con uno mismo y no conformarse nunca con la mediocridad. Frente al «ethos burocrático» de quien se atiene al mínimo legal exigible se presenta el «ethos profesional», el de la excelencia, el de los valores, el del compromiso personal que une al profesional con el «bien interno» que da sentido a su profesión. Aretai, excelencia, valores, formación en valores para construir una sociedad más justa, para llevar una vida más digna. Valores como el honor, la lealtad, la fortaleza, la determinación, el compromiso, el espíritu de servicio a la sociedad, el espíritu de sacrificio por los demás…, estos valores son el aretai del militar, el código ético, son la ética de la responsabilidad fundamentada en estos valores. El culto al honor y a la lealtad hará a los militares inmunes


EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 918
To see the actual publication please follow the link above