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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 918

orden. El mismo concepto de amenaza ha sido casi desplazado por el previo a su manifestación y más genérico de «riesgo» y se espera de las Fuerzas Armadas que sean capaces de reaccionar ante cualquier amenaza, ante cualquier riesgo, aunque no se conozca con antelación ni su entidad ni sus características. No es de extrañar, por tanto, que en Estados Unidos se haya llegado a hablar de las Fuerzas Armadas como de una especie de Walmart, un gran almacén en el que el gobierno puede encontrar cualquier cosa de la que pueda tener necesidad (foreignpolicy.com, 09.08.2016). En este sentido, el primer dilema organizativo para las Fuerzas Armadas es si están interesadas en desarrollar capacidades para librar guerras incruentas, o si prefieren limitar el alcance de sus medios y renunciar a algunas posibles modalidades de acción. No es una decisión fácil. La primera opción entraña cierto riesgo de desnaturalización de las instituciones militares, de pérdida de muchos de los conceptos y formas 8  REVISTA EJÉRCITO • N. 918 OCTUBRE • 2017 de acción que las han caracterizado durante siglos. Pero si se opta por la segunda existe un peligro real de caer en la irrelevancia, de especializarse en un tipo de acciones que en los conflictos futuros pueden utilizarse poco. No parece que en ningún país las Fuerzas Armadas busquen asumir competencias en terrenos como la política de sanciones o la guerra jurídica. Por el contrario, hay un deseo real de desarrollar capacidades para combatir en una ciberguerra o por realizar acciones de guerra informativa, ofensivas o defensivas, como están haciendo realmente. Así, por ejemplo, en los Estados Unidos se creó un Mando Cibernético (USCYBERCOM) en 2009 y Rusia acaba de anunciar en febrero de  2017 la formación de las Tropas Informáticas dentro de sus Fuerzas Armadas. En la misma línea, en España existe desde 2013 un Mando Conjunto de Ciberdefensa. Estas medidas organizativas son consistentes con la «mentalidad Walmart» de la que hemos hablado: si el Estado cree que necesita este tipo de medios, las Fuerzas Armadas, institución bien organizada y fácilmente adaptable, procura ofrecerlos. Aunque no esté claro si valores tradicionales de las organizaciones militares, como la jerarquía o la disciplina, son necesarios o incluso útiles a la hora de hacer frente a estos nuevos retos. Porque quizás una respuesta más efectiva a las ciberamenazas podría desarrollarse creando una organización totalmente independiente, de carácter civil, estructurada en forma de red y en la que la creatividad, más que la disciplina, fuera el talento más buscado. Algo parecido podría decirse de unidades dedicadas a la guerra informativa. La cooperación civil y militar parece esencial en la respuesta a estos retos. CONCLUSIÓN El concepto de guerra es cada vez más confuso. Por una parte, hay resistencia a reconocer como guerras acciones caracterizadas por un uso muy amplio y variado de la fuerza militar; el caso paradigmático es el de la acción de la OTAN contra Yugoslavia en 1999, llamada eufemísticamente «campaña». Por otra parte, la popularización del concepto de «guerra híbrida » y su aplicación a las acciones rusas ha permitido calificar de «guerra» acciones no El dilema actual de las Fuerzas Armadas es qué tipo de capacidades o acciones están dispuestas a asumir, limitando o renunciando a algunas posibilidades de acción


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