La situación final deseada que propongo es tan amplia que en cada área habría que hacer un análisis particular exhaustivo. No obstante, y aunque el lector crea esto necesario, me limitaré a «buscar lo suficiente» —como decía San Agustín—, con la única intención de despertar el interés del que vea algo aprovechable en este estudio. Puede parecer algo «ambicioso » (¡vaya!) analizar la situación final deseada (SFD) sin correr el riesgo de ir a parar al mar de Icaria. Pero, dado el valor que se me supone y la osadía que me ha llevado a subrayar lo que he considerado más importante de la por mí inventada SFD, me atreveré a hacer un examen TEMAS PROFESIONALES de los puntos que he considerado claves para definir nuestro nivel de ambición. Personal formado y motivado La formación y motivación deben ir de la mano. Cuando la formación que uno recibe la aplica con éxito en su futuro profesional, no cabe duda que se sentirá satisfecho de su trabajo. Por el contrario, si cuando se enfrenta con su trabajo y aprecia que lo aprendido no tiene que ver con lo que se le exige, el sentimiento es más bien de frustración. Es injusto —e improductivo— formar a alguien como panadero y luego pedirle que pilote un avión. Y para el individuo es muy decepcionante descubrir que no sabe ejercer su misión. La Armada cuenta con unas escuelas de especialistas en las que se pueden ofrecer los conocimientos y habilidades necesarios para enfrentarse a los futuros cometidos del personal. Es ahí donde se produce la primera formación, y donde está el primer germen de la satisfacción profesional. De la buena definición de los programas y del buen aprovechamiento del tiempo y de las instalaciones dependen en buena medida no solo la formación, sino también la motivación del personal. 520 Octubre
REVISTA GENERAL DE MARINA OCT 2017
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