Page 70

REVISTA GENERAL DE MARINA OCT 2017

nexos de unión por medio de antecesores comunes, de la misma manera que tampoco es cierto que el hombre desciende del mono y la mujer de la mona, sino que nosotros y los monos sí que descendemos de un antecesor común. Y no tenéis que darle más vueltas a todo este jaleo porque la mar nos enseña que todos los seres vivos existentes y que hayan existido estamos emparentados de una manera o de otra porque todos descendemos de un único antecesor común que se gestó en el seno de las aguas marinas. Todos los seres que existen o han existido están emparentados porque descendemos de un único antecesor común que se gestó en la mar. (Foto del autor). Dentro de la rama de los protostomados habíamos insistido últimamente en los moluscos o «animales blandos» (caracoles, calamares, pulpos, almejas y otros), de los que podemos decir —junto a otros muchos organismos— que son las velas que completan la estampa de la evolución y sin las cuales esta gran historia de los millones de años quedaría en parcial desarbole y seguro que algo desangelada, como cuando el Juan Sebastián de Elcano navega sin escandalosas ni estayes. Pero los protostomados teóricamente también estarían evolutivamente muy alejados de los mamíferos, porque en un velero de tres palos los deuterostomados arbolarían en el trinquete, los protostomados más a popa, en el palo mayor, y a los cnidarios les tocaría el palo mesana. ¿Y dónde pondríamos a las esponjas o poríferos? Pues estos ambiguos y desorganizados animales están tan alejados RuMBO A LA VIDA MARINA La estrella de mar, un deuterostomado, que aparece en la parte alta de la foto de José M.ª. Arrázola, arbolaría en el trinquete. Las anémonas que están debajo (protostomados) lo harían en el palo mayor, más a popa. 2017 485


REVISTA GENERAL DE MARINA OCT 2017
To see the actual publication please follow the link above