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REVISTA GENERAL DE MARINA OCT 2017

RuMBO A LA VIDA MARINA cados» a los cinco brazos que tenía la estrella, aplanados ahora en el erizo. Para más similitud entre ambos equinodermos, fijémonos en que las filas de poros que aparecen a lo largo de estos figurados brazos en el esqueleto de los erizos se corresponden con las filas de pies ambulacrales que tenía la estrella. Ahora pellizquemos con la punta de los dedos de una de nuestras manos la parte oral del erizo que hemos hecho de plastilina, y a continuación con los dedos de la otra mano hagamos lo mismo en la parte contraria, la aboral. Enfrentemos ambas manos con el erizo en medio y, como si «tocásemos el acordeón», procedamos a estirarlo hasta que tome forma de salchicha (se recomienda remangar los puños de la camisa para que se vea que el juego de magia no tiene truco). En este momento nos habrá salido de la chistera «un erizo de mar con forma de gusano», es decir, una holoturia que, para asombro y estupor del respetable, ha recuperado la bilateralidad, pero como no tiene cabeza aunque sí pies (ambulacrales) debe seguir fiel al retrato-patrón del equinodermo clásico, y por eso se dice de los holoturoideos que presentan bilateralidad oral-aboral, que tampoco está mal. En las holoturias las espinas se han reducido mucho, pero ahí siguen. Y tengo que añadir que para el autor la holoturia es una de las más portentosas criaturas que alumbró la mar en un momento que decidió anticiparse a Kafka cientos de millones de años. Espero que el próximo bimestre pueda contaros cosas sorprendentes sobre su rocambolesca vida. Y para terminar nuestras manualidades (seguro que con nota) volvamos a las ofiuras. A ver si conseguimos transformarlas en un crinoideo, en una comátula. Esta impensable trasfiguración pudiera parecer compleja, pero en absoluto lo es, porque una comátula no es otra cosa que una ofiura al revés. Veamos: para empezar vamos a colocar una inquieta ofiura bocarriba. Dejemos que mueva sus brazos como le dé la gana y permitamos también que sus largos apéndices serpentiformes, que en muchas de sus especies aparecen ramificados, se maquillen con plumas con la intención de que la comátula que nos va a salir de la chistera pueda utilizarlos como abanicos que canalicen hasta su boca (ahora situada en su parte alta) los chorros de agua cargada de microorganismos, de los que el crinoideo, que es animal filtrador y detritívoro, se alimenta. Y distinguido público, con tres pases de varita mágica, ved que donde había una ofiura he puesto en vuestras manos un crinoideo de tomo y lomo (aplausos, muchas gracias). Los equinodermos acompañan las pesadillas del autor de estos artículos cuando rememora aquellos acuarios marinos que hace casi 50 años manteníamos en mi casa de Mollabao en las horas libres que me permitía mi destino como profesor en la Escuela Naval Militar. Entonces el acuario marino era la opción más arriesgada y desconocida de la acuariofilia casera, y no como hoy que un complejo marketing pone en el mercado todo el aparataje necesario para llevarlo a cabo con éxito. En aquellas calendas, mantener en casa un acuario marino era a base de chapuzas e improvisaciones. Es posible que, tras haber vivido la intimidad de estos seres en 60 litros de agua salada, jamás haya vuel- 494 Octubre


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