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REVISTA GENERAL DE MARINA OCT 2017

TEMAS GENERALES alguna, la deja y se mete en su barco, y se va en él a donde no parece por entonces, y los marineros y gente que al presente en ella se hallan, turbados del todo, dejan de hacer los remedios que allí serían necesarios y podrían aprovechar; y así, en comenzando a menguar la marea, inclinase la nao a caer de fuerza sobre uno de los costados y, en acostándose, se comienza a abrir y desgalibar y entrar agua dentro en ella, de manera que luego se anega y, anegada, se cubre de la misma agua hasta encima de las cubiertas; y, en acaeciendo esto, de esta suerte luego quedan perdidas las mercaderías y todas las demás cosas que van debajo de las cubiertas» (5). Para evitar estas situaciones, nuestro «guía» ofrecía los siguientes consejos: — El dueño de la nao siempre debe estar presente. — Antes de atravesar un bajo es conveniente alijar el barco. — Que no se acometa un banco de arena si no es viendo claramente el agua que hay (6). — Aunque los pilotos del Guadalquivir, dice, «son muy buenos y se les pueden confiar las cosas de su oficio, hay otros que no lo son», el dueño de la embarcación no debe fiarse de nadie. Para una mayor seguridad, personalmente debía supervisarlo todo. — Los bajos deben acometerse por la mañana, pero si fuera por la tarde que «se tenga en cuenta que el piloto del río si bebiere vino que aquel día beba poco, y muy aguado, porque como algunos de ellos andan siempre por el agua apetécenlo más de lo que convendría a su prontitud y memoria para la ejecución de su oficio; y como los dichos bajos se pasan por marcas para ir a la canal por muy poco que se yerre una marca de otra, dan con su nao en seco y, en acaeciendo así, suelen los pilotos saltar luego en sus barcos e irse por el río donde por entonces no parecen por el temor y vergüenza que tienen del hierro que hicieron, y dejando la nao con mucho número e importancia de hacienda sin ningún pensamiento de poner remedio en ello y, así, queda perdida con lo que dentro se halla» (7). (5) Ídem. (6) Con este consejo traemos a relación un corto pero interesante documento fechado en 1573 del Archivo General de Indias, en el cual Felipe II comunicaba que: «… se a hecho relación que algunas de las naos de la flota que estando en sant lucar y por ser grandes no pueden pasar los baxos del Río de esta ciudad sin mucho riesgo y que convendría alixar el oro y plata reales que en esta viene y traerlo en barcos, a esta ciudad como sea a hecho otras veces». Esto nos da una idea del problema que suponían los bajos del Guadalquivir. Tanto es así que, como vemos, hasta el mismísimo monarca se veía obligado a legislar y ordenar para que las naos que llevaban los preciados tesoros americanos no se perdieran en el río. (A. G. I. Indiferente General, 1956). (7) ESCALANTE DE MENDOZA, Juan: op. cit., p. 28. 2017 423


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