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LA LEGION 540

>> Colaboraciones EL CREDO LEGIONARIO, SÍNTESIS DE LOS VALORES MILITARES D. Francisco José Cañizares Ruiz Subteniente de Zapadores Los valores son parte fundamental de la cultura social. Los valores son el marco del comportamiento que deben tener los colectivos intermedios que la componen. La elección de los valores que animan a una organización concreta, depende de su naturaleza, objetivos y de su visión de futuro. Facilitan la integración, adhesión de nuevas personas, y como consecuencia refuerzan la convivencia, la cohesión y el compromiso de sus componentes. En La Legión, el Credo da cumplimiento a las virtudes clásicas de los ejércitos hispanos a modo de moral especial heredada de una gloriosa tradición militar. El soporte doctrinal del Credo procede de la tradición militar en la que Millán Astray fue formado. El manual estudiado en la Academias en esa época se llamaba “Educación moral del Soldado”, del autor Enrique Ruiz Fornell. Era un compendio de los valores establecidos desde la Segunda Partida de Alfonso X el Sabio, pasando por las Ordenanzas de los Reyes Católicos y las Reales Ordenanzas de Carlos III. Aunque hoy las ideas se expresan de forma diferente que en 1920, debemos resistirnos a cualquier alteración del Credo Legionario, tanto en la letra como en el espíritu que lo anima. El Credo entra por el oído, pero se graba en el corazón con un sello indeleble que supo intuir de forma perspicaz el teniente coronel Millán Astray. Conocedor de la psicología humana y del romanticismo que anima a un espíritu joven, creó un perfecto código de conducta para el legionario de todos los tiempos. El Credo hunde sus raíces en una moral fundamental, bebiendo de tres fuentes principales: la cultura griega, el cristianismo y del derecho. Los programas de educación de la época permiten al joven José Millán conocer la aportación griega en la formación del carácter español. En Platón, merece la pena detenerse en la refl exión del mito del carro alado, imagen de la naturaleza del alma humana que se refl eja en cualquier código de valores occidental. La nobleza de ánimo está simbolizada por un caballo blanco, el cordel negro simboliza la pasión irracional y fi nalmente el auriga (jinete griego), representa la razón que controla y acompasa dos fuerzas antagónicas. Al auriga le corresponde atemperar la fogosidad del caballo negro, la templanza, para que no se deje llevar por el placer. El caballo blanco representa la nobleza del carácter y la capacidad de sacrifi cio, la fortaleza para defender el bien. El auriga representa la prudencia para no confundir el bien con el mal. Hay una cuarta virtud, que deriva de la suma integrada de las otras tres, la justicia. Se defi ne como la voluntad de dar a cada uno lo suyo, de respetar los derechos ajenos y las leyes. En “La Republica” de Platón, a los militares les llama guardianes, y vivirán especialmente la virtud de la fortaleza. Su función es defender el Estado, el orden social y político contra enemigos de dentro y de fuera del Estado. Los sistemas fi losófi cos con códigos de conducta heredan la misma concepción con variaciones a modo de notas a pie de página de las virtudes humanas platónicas. Los sentimientos religiosos inspiraron a Millán Astray. Diez de los doce Espíritus del Credo son introducidos por la palabra Espíritu. La recuperación de la entronización del Cristo de la Buena Muerte en las paradas militares legionarias de hoy es un acierto, seas o no creyente. La Escuadra de Gastadores acompaña al Cristo hasta el altar de la diosa de las batallas, y con Él, todos los legionarios de siempre. El amor a la Patria del guerreo español intacto en el túnel del tiempo, con los mismos lemas: “Todo por la Patria” y “por encima de todo está la misión”, podría ser una alegoría 32 540 · III-2017 La Legión


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