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LA LEGION 540

SONETO AL SOLDADO JOVEN: POR DEBER SE HA DE SABER Manuel Santos Martínez Brigada de la 4ª Cía./Vll Bra Disculpen vuestras mercedes mi forma en el proceder, a la lectura de versos, mas no soy, que ya lo quisiera ser, un Calderón, un Cervantes o Garcilaso, tal vez. Acomódense en sus poltronas, a descansar esos cuerpos y el oído pongan presto, para poder entender el lenguaje, que en “ayeres” nos diese todo el saber. Este soldado viejo de ofi cio, Furriel Mayor, emulando Viejos Tercios, como hiciera el fundador, la paga, la hace en ofi cios que nacen de profesión: ¡Soldado joven! y veterano después. Sargentos, alféreces y capitanes también, que no falten nuestros cabos, y el afanado furriel, del tambor hasta el Maestre por deber, han de saber: Que la historia nos ampara con la sangre que al caer, sembró la Europa de gloria incluso, hasta en perder. ¡Si han de vencer al de Flandes, muertos todos han de yacer! ¡Que los Tercios no se rinden! Lo sepa vuestra merced. ¡Que aquí luchan hombres recios! ¡Aquí, aquí, se muere de pie! Y nunca hubo hombre sabio, ni siquiera un bachiller, que enseñase, a buen soldado, cómo se ha de perder. Años y siglos pasaron, en que nos tocó caer. Pero un loco, manco y tuerto, que más que yerrar, tuvo el acierto, todo, cimientos de una ilusión, que de Alfonso tuvo la mano para crear La Legión. Y así ... Gran Capitán fue el Primero, Duque de Alba le siguió, Don Juan de Austria, el Tercero y a su sobrino, el menor, Alejandro Farnesio llamaron al Cuarto de La Legión. Aunque los fi erros cambiaron y en las lides el proceder, ni es con pena, ni con fl ema, mas otras no habían de ser, son sus armas y la corona, las que forman nuestro emblema. Haciendo raíz en sus fueros doce espíritus sagrados, convirtiendo en caballeros los más valientes soldados; ensartando las virtudes como cuentas a un rosario, forjándoles en sus adentros nuestro Credo Legionario. Diez mil hombres el tributo, diez mil almas arrancadas, diez mil vidas que quedaran destrozadas cual las garras. Diez mil nombres se escribieran para gloria de la Patria, enarbolando laureles para colmar sus moharras. Si hay que matar, se mata; si hay que morir, que mueran. Nunca pase por sus mentes que es batallón mi Bandera; Y a la hora de batirse, vos, se enfrenta a Valenzuela. Ni mal tiempo, ni desierto, ni morería emboscada hubiese quién doblegara cualquiera de sus Banderas allá donde la mandaran, y siempre luchase en acierto. Y si en brega del combate la Novia viene a buscaros, con capucha de hábito negro y con el dalle en la mano, has de sentirte tranquilo siempre tendrás un hermano ... ... que te recoja del campo, que te vista con tus galas, y te envuelva en un sudario tintado de sangre y oro, ¡Como se honra al valiente y se entierra al legionario! Que la madre que “sos” parió, se ha de sentir orgullosa, con devoción verdadera, que tiene un hijo sirviendo en la unidad más gloriosa: de La Legión, en un Tercio, y por Guión, su Bandera. Perdonen “voses” si se me alarga, mas no es mi intención trapalar, pos quien habla nunca engaña, y a poco yo he de soltar lo que nace en mis entrañas: ¡El sentimiento más puro que tenga buen militar de defender a su España! Y espero que mis estrofas hayan caído en agrado, de estos valientes soldados, que habéis ganado en derecho poder lucir en el pecho un emblema tan sagrado.


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