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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 919

SECCIONES FIJAS REVISTA EJÉRCITO • N. 919 NOVIEMBRE • 2017  103  Carlos Echeverría Jesús. Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED Tras el conflicto que sacudió Costa de Marfil la pasada década y las vicisitudes políticas vividas en los últimos años, este país de África Occidental se encuentra inmerso en una etapa no exenta de incertidumbres. El fin del mandato de la Misión de Naciones Unidas para Costa de Marfil (UNOCI, en sus siglas en inglés), el pasado 30 de junio, que ponía fin a una misión iniciada en abril de 2004, pareció cerrar definitivamente los temores de que el conflicto de la pasada década pudiera reabrirse, pero algunos acontecimientos recientes provocan cierta preocupación.1 ANTECEDENTES Y DESAROLO DEL CONFLICTO Entre 2002 y 2003 Costa de Marfil se vio fracturado por el conflicto provocado por un golpe de estado fallido que enfrentó al Gobierno con las denominadas Fuerzas Nuevas (FN) que, con su base principal establecida en Bouaké, la segunda ciudad de Costa de Marfil, mantuvieron bajo su control el norte del país hasta 2011. Las Fuerzas Nuevas habían intentado derrocar al presidente Laurent Gbagbo, elegido en las presidenciales de 2000, y estaban lideradas por Alassane Ouattara, el jefe de Estado hoy. Ambos líderes concurrieron en 2010 a unos comicios en los que ambos se consideraron vencedores, y el conflicto perduró, pero Ouattara fue capaz de añadir más fuerzas a sus apoyos del norte y hacerse con el control de la situación deslegitimando la supuesta victoria de Gbagbo. Aun así, esta nueva crisis se extendió entre 2010 y 2011. Gbagbo está actualmente siendo juzgado por la Corte Penal Internacional (CPI), junto con el líder de una milicia activa durante el conflicto, Charles Blé Goudé, y el nuevo statu quo parece consolidado con Ouattara al frente del país, pero algunas heridas dejadas por la guerra aún siguen abiertas. Una de ellas afecta a 8.400 miembros de las FN que, incorporados a las Fuerzas Armadas marfileñas en 2010 para conseguir derrocar al presidente Gbagbo, esperan aún la recompensa prometida y a lo largo de  2017 han protagonizado dos motines, uno en enero y otro en mayo, seguidos por manifestaciones más recientes a principios de octubre, en un pulso con el Gobierno de Ouattara para que cumpla las promesas hechas hace ahora siete años.2 Los motines de mayo fueron protagonizados por alrededor de 6.000 efectivos y tuvieron como escenario diversas ciudades del país, fueron reprimidos y cuatro de los amotinados murieron. A las elecciones de  2010 se llegó gracias a que en 2007 se habían firmado entre las partes en conflicto los Acuerdos de Paz de Uagadugu, que trataban de pasar página a un duro conflicto de carácter intercomunitario que ensangrentó este otrora próspero país. LAS CLAVES DE LA TENSIÓN ACTUAL Aunque en 2015 y 2016 se celebraron elecciones presidenciales y generales marcadas por la normalidad, y en 2016 se celebró también un referéndum constitucional, lo cierto es que hay heridas abiertas que el régimen del presidente Ouattara no ha tratado con la celeridad que se hace necesaria para poder superarlas. La presencia de Gbagbo y de Goudé en el banquillo de la CPI es para muchos marfileños insuficiente pues numerosos protagonistas de páginas de violencia durante la pasada década permanecen, no solo impunes sino que algunos de ellos ocupan importantes cargos. Además, los susodichos motines producidos este año protagonizados por ex rebeldes insatisfechos han permitido descubrir importantes arsenales que Alassane Ouattara, actual presidente de Costa de Marfil LA ESTABILIDAD DE COSTA DE MARFIL EN PELIGRO


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