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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 919

Tropas paracaidistas españolas a la espera de embarcar para efectuar un salto en Ifni a permanecer en el Sáhara español, donde sus campamentos, inicialmente de paso, cada vez albergaban más personal y cuyo control por parte de las exiguas fuerzas españolas era imposible. El territorio se encontró invadido por un movimiento anticolonial que, aunque hasta entonces no hubiera actuado contra los españoles (más para conservar un santuario desde el que poder atacar a los galos que por tener algún tipo de afecto a los hispanos), empezaba a perfilarse como una amenaza, entre otros motivos porque sospechaba que los españoles avisaban a los franceses cuando iniciaban el paso por el Sáhara español para atacarles, por lo que la política inicial de cerrar los ojos se volvió contra España. Además de la infiltración consentida del Ejército de Liberación en territorio francés, hay que tener en cuenta que en diciembre de 1952, antes de la independencia de Marruecos, el Istiqlal fue prohibido y descabezado por el residente general francés Guillaume. Muchos refugiados marroquíes llegaron a Ifni y a Cabo Juby, sobre todo a partir de 1954, donde gozaron de libertad de movimientos. El Istiqlal abrió diversas delegaciones y estableció un sistema de gobierno paralelo al español que desembocó, en diciembre de 1955 y enero de 1956, en varios 80  REVISTA EJÉRCITO • N. 919 NOVIEMBRE • 2017 incidentes entre las autoridades españolas y activistas promarroquíes. En la primavera de  1957, coincidiendo con el fracaso de las operaciones en Mauritania, las acciones del Ejército de Liberación se incrementaron en Ifni y ya no se limitaron al corte de tendidos telefónicos, como se venía efectuando desde enero. Entre mayo y junio cuatro soldados nativos fueron asesinados en diferentes atentados. En Ifni las buenas relaciones entre cuadros del Istiqlal y las autoridades españolas finalizaron y una decena de dirigentes fueron detenidos y deportados a Canarias. Lo cierto es que, aunque oficialmente no había malas relaciones, el gobernador general, el general Pardo de Santayana, preocupado por el escenario, aunque inicialmente creía poder controlarlo, había informado a Madrid de la situación pero no había obtenido ningún apoyo. El Gobierno español, tras las inquietudes presentadas por su sucesor, el general Gómez de Zamalloa, que corroboraba las de su antecesor, y dadas las exiguas fuerzas españolas en el Sáhara, concentró las fuerzas en El Aaiún, Villa Cisneros y La Güera y dejó pequeños destacamentos de nativos en los puestos interiores. En Cabo Juby se hizo lo mismo, pero se mantuvieron los puestos


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