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TEMAS PROFESIONALES reforzar el comercio y ahondar en la cooperación entre los países de esta región asiática. Esta iniciativa se vio reforzada con la creación de la New Maritime Silk Road, anunciada por el mismo mandatario tan solo dos meses después en su visita de estado a Indonesia. Ambas combinadas son conocidas como OBOR (One Belt One Road) y se han convertido en la gran apuesta comercial (¿geoestratégica?) de China para el siglo xxI. y van camino de desestabilizar el equilibrio de poder en el mundo. Consideraciones comerciales Cerca del 90 por 100 del comercio mundial, tanto por volumen como por peso, se hace por rutas marítimas (2). Este es el mismo porcentaje de dependencia que tiene China para su comercio internacional, con un valor estimado en 456 billones de dólares (3), lo que da una idea muy reveladora de la enorme dependencia que actualmente tiene de la mar para mantener su posición dentro del muy selecto club de las economías más fuertes del mundo, en el que ocupa el segundo puesto, y cuyo crecimiento, aunque ralentizado del 7 por 100 al 6,5 en 2016, se estima que pueda alcanzar a Estados Unidos antes de acabar la década (4). Desde hace cuatro años China se ha convertido, además, en el segundo importador de petróleo del mundo, y la práctica totalidad de su comercio marítimo atraviesa los estrechos de Ormuz y Malaca para tener acceso al océano Índico y algunos archipiélagos que están en manos japonesas y estadounidenses para entrar en el Pacífico. Más adelante prestaremos mayor atención a este detalle. Todos estos factores prueban de forma indiscutible la importancia que tiene para China garantizar el libre tránsito de su Marina Mercante, que en la actualidad ocupa el tercer lugar del mundo por tonelaje. y este es tan solo uno de los puntos que más fricción está creando, tanto en su entorno geográfico más inmediato como en el más alejado. Este esfuerzo económico requiere de una Marina de Guerra cuyo tamaño ha de estar en relación directa al comercio cuya seguridad ha de garantizar. y aquí se produce un fenómeno interesante: esta Marina de Guerra, además de garantizar la libre comercialización por las rutas marítimas, contribuye al peso en política exterior que un país puede ejercer para inclinar la balanza de poder en un sentido u otro. No todos han acertado a la hora de diseñar esta fuerza. En los años 70 y 80, la URSS creó una fuerza naval de un tamaño tan colosal que su mante- (2) «Who Rules the Waves?». The Economist, 17 de octubre 2015. (3) CHANG, Dean: Sea Power and the Chinese State: China’s Maritime Ambitions. (4) World Economic Outlook 2012. International Monetary Fund. 760 Noviembre


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