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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 122

34 JOSÉ IZQUIERDO NAVARRETE la cuantía de 3.000 pesetas35 anuales. Es evidente que, en aquellos años, no todas las familias españolas tenían a su disposición estas cantidades; tampoco las militares. Las carencias de la familia militar se habían intentado mitigar, a lo largo del siglo XIX, con el sistema de cadetes de cuerpo, al que podían acceder los hijos de los oficiales, de forma más arbitraría y con menor coste económico para sus padres. Sin embargo, la creación de academias generales obligó a desechar este sistema y a compensarlo con diversos privilegios que aparecían en las convocatorias de ingreso. El problema persistía en la academia militar de Zaragoza y la solución consistió en articular un conjunto de pensiones para hijos y huérfanos de militares y para clases e individuos de tropa que fue regulado por la ROC. de 9 de abril de 1928 e incorporado al Reglamento de Régimen Interior (arts 123 a 137). Estas pensiones fueron bien acogidas en el Ejército y facilitaron el acceso de muchos hijos de militares que, en caso contrario, hubieran tenido que renunciar a esta carrera. Los cadetes iniciaban su carrera al incorporarse a la Academia General Militar. Superados los exámenes de ingreso y obtenida una de las plazas anunciada en la convocatoria, el aspirante recibía el nombramiento de Cadete y, sus familiares, una carta del general Director de la Academia donde les informaba sobre diversos aspectos de la educación que iban a recibir los cadetes y les pedía su colaboración. En uno de los párrafos se advertía sobre una conducta muy arraigada en las instituciones de aquella época, que, a toda costa, se quería evitar en este centro: …me permito llamar su benévola atención sobre el precepto –Art. 101– del Régimen interior de este Centro que prohíbe el uso de recomendaciones, las que lejos de llevar al ánimo de los Profesores un espíritu de benevolencia, les inclinará a extremar el rigor con aquellos que esperan más de las recomendaciones y el favor que de los propios merecimientos…36 En la fecha que se le había indicado, provisto de las prendas de uniforme y efectos correspondientes, efectuaba su presentación en la General e iniciaba el proceso de filiación y adaptación al régimen de vida militar. Una primera fase de instrucción intensa daba paso al acto de Jura de Bandera, ceremonia de especial significado para un soldado, mucho más para un cadete, que sellaba su compromiso con la Patria y marcaba la fecha, en la que esa promoción volvería a reunirse, para celebrar las Bodas de Plata (25 años) y 35  Pesetas de 1928. 36  IZQUIERDO, José; ORTIZ DE ZÁRATE, José Ramón y APARICIO, Ángel: La Academia General Militar. 2ª Edición, «Institución Fernando el Católico», Zaragoza, 2011, p. 165. Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 34-60. ISSN: 0482-5748


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