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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 122

54 JOSÉ IZQUIERDO NAVARRETE dos y 709 los egresados; Alpert68 cifra en 523 los cadetes en Zaragoza, en 1931 –que unidos a los 196 que habían pasado a las Especiales, sumarían 719–. El estudio más exhaustivo corresponde a Puel de la Villa69 que compendia su investigación en 728 ingresados, 12 bajas, 20 repetidores y 716 egresados. Cifras similares, que difieren de las recogidas por la Memoria del Curso 1948-49, al hacer balance de la incidencia de la Guerra Civil en las tres promociones de este periodo: Ingresados, 735; Pidieron separación, 34; Fallecidos, 13; Muertos en campaña y actos de servicio, 248; En servicio, 440. Si nos atenemos a las cifras de los Diarios Oficiales70, el número de ingresados sería 736 y el de egresados 717. Pequeñas discrepancias debidas a la forma de conceptuar las bajas y las separaciones del servicio, relegadas al cajón de las curiosidades frente al hecho verdaderamente relevante de la toma de partido en esta guerra. A excepción de Puell de la Villa, la mayoría de los investigadores coincide en que entre el 90 y 95% de estos cadetes, ya oficiales en 1936, se sumaron al bando nacional. Este último dato se ha utilizado, con frecuencia, para destacar el intenso adoctrinamiento a que estaban sometidos los cadetes de la General. Tesis siempre encabalgada con las del africanismo y la «fascistización». El adoctrinamiento no formaba parte del plan de estudios, ni de ningún plan alternativo, no puede confundirse adoctrinamiento con educación en virtudes, verdadera esencia de la enseñanza militar. La decantación ideológica fue consecuencia de la capacidad de liderazgo del profesorado, alineado mayoritariamente en el bando nacional, al que siguieron con toda naturalidad los cadetes. Estos tres años pusieron de manifiesto los estrechos vínculos que habían surgido entre la Academia General Militar y Zaragoza. La ubicación de la Academia en la ciudad había sido una vieja aspiración de las élites locales, un tozudo anhelo, que, al materializarse, impactó profundamente en el pueblo zaragozano. La prensa, a través del Heraldo de Aragón y de El Noticiero, dejó constancia del respaldo social a esta decisión y, en meses sucesivos, del acontecer académico. La Academia supuso una fuerte inyección para la economía local y un acicate para diversos sectores empresariales, desde la 68  ALPERT, Michael: La reforma militar de Azaña (1931-1933). Siglo XXI Ed., Madrid, 1982, p.256. 69  PUEL DE LA VILLA, Fernando: “Cadetes de la 2ª Época, generales de la Transición”. Ponencia del V Congreso de Historia Militar (16 al 19 de abril de 2002), La enseñanza militar en España: 75 años de la Academia General Militar en Zaragoza. MINISDEF, Madrid, 2002, pp. 219-274. 70  Ingresados: DO. 161, de 27 de julio de 1928, del Ministerio de la Guerra (1ª Promoción); DO. 161, de 25 de julio de 1929, del Ministerio del Ejército (2ª Promoción) y DO. 158, de 17 de julio de 1930, del Ministerio del Ejército (3ª Promoción). Egresados: DO. 164, de 24 de julio de 1930, del Ministerio del Ejército (1ª Promoción) y DO. 179, de 13 de agosto de 1931, del Ministerio de la Guerra (2ª y 3ª Promociones). Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 54-60. ISSN: 0482-5748


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