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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 921

118  REVISTA EJÉRCITO • N. 921 DICIEMBRE • 2017 Cascos y chalecos requieren una combinación de fuerza y dureza; fuerza que proporciona el acero para resistir el daño y dureza para disipar la energía, tal y como lo hace el caucho. Los cascos actuales utilizan una cobertura de metal para la fuerza y un forro flexible para la comodidad y la disipación de la energía. El nuevo material combina estas dos cualidades y se distribuye a través de todo el material. La tecnología de impresión 3D haría posible formar el material para cascos y la personalización de los mismos se puede conseguir enviando al ordenador los datos de una exploración del cráneo. Y todo a medida. («Shellfish Secrets Could Help Save Soldiers», David L. Chandler,en www.technologyreview.com). EL DRON OLVIDADO La revista Popular mechanics, en un artículo muy explicativo, nos recuerda que los drones no son cosa de hoy, algo que casi todos pensamos, y que la guerra por control remoto o, lo que es lo mismo, la de los vehículos no tripulados es un producto de la era post-11 de septiembre. Es cierto que los UAV Predator o Reaper, capaces de lanzar láser o bombas guiadas por satélite, han llegado en esta época, pero los primeros aviones no tripulados surcaron los cielos mucho antes; para ser precisos, en 1944. En los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, los americanos se lanzaron a buscar cualquier ventaja tecnológica que pudiera ser utilizada en el campo de batalla y financiaron todo tipo de proyectos inusuales CASCOS DE NÁCAR Hemos leído en Technology review un artículo sobre las investigaciones que se están llevando a cabo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para la fabricación de cascos y chalecos en función de las sustancias que contienen las conchas de los moluscos. Por simple observación, se sabe que las conchas de los moluscos reciben golpes al ser lanzadas por las olas contra las orillas rocosas en las tormentas o por el movimiento de las mareas. Recientemente, los investigadores han demostrado que una clase de concha destaca sobre las demás por su dureza: la de la caracola. Ahora, un equipo del MIT se ha adentrado en los secretos de la extraordinaria elasticidad de impacto de estas conchas y ha demostrado que esta cualidad podría ser reproducida en materiales de ingeniería para lograr una protección mayor en los materiales que se emplean en cascos y chalecos. Según los investigadores, las conchas de la caracola tienen una arquitectura única, con una estructura interna que hace que sea diez veces más resistente que el nácar o la madreperla, que es el material básico de la concha. La clave es que la estructura forma una matriz en zigzag, por lo que cualquier grieta tiene que atravesar una especie de laberinto para propagarse. Hasta hace poco, incluso después de que se conociera la estructura de la concha, no se podía replicar, pero actualmente el laboratorio ha desarrollado la tecnología suficiente para duplicar la estructura, imprimirla en 3D y poder probarla.


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