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internacional Tanto el Estado Mayor de la UE como la Agencia Europea de Defensa supervisarán los programas elegidos bre el que reafirmar el proyecto europeo y, al mismo tiempo, garantizar la seguridad de sus ciudadanos ante un entorno cada vez más imprevisible e inseguro. El tiempo corría y había llegado el momento de actuar con celeridad y firmeza. En estos últimos doce meses —el Consejo de diciembre de 2016, el primero tras el Brexit, fue el pistoletazo de salida para activar la PESCO—, el trabajo ha sido constante. Un objetivo en el que los países del denominado núcleo duro de la Unión (Alemania, España, Francia e Italia) decidieron tomar las riendas y tirar con fuerza del proyecto común y hacer realidad «la Europa que protege». Los resultados han sido evidentes: el 13 de noviembre de 2017, los ministros de Defensa y Exteriores de 23 países (Portugal e Irlanda se sumaron pocos días después) firmaron una notificación conjunta que daba validez jurídica a su intención de participar en la PESCO y determinaba qué compromisos debían cumplir para poder adherirse (se determinó una lista de 20). Un mes después, el 11 de diciembre, una Declaración de los titulares de Exteriores decidía —siempre que fueran ratificados en la Cumbre y superaran un último trámite burocrático en enero— cuáles serían los 17 programas elegidos para activar la Cooperación de los algo más de 50 que se presentaron. Los proyectos se han seleccionado por mayoría cualificada; hay una nación líder —la que lo presenta y dirige— y otras que participan de manera voluntaria. Eso sí, una vez tomada la decisión de participar se evaluará por la Alta Representante, Federica Mogherini, y por el Consejo Europeo, el cumplimento tanto de los compromisos exigidos para sumarse a la PESCO como de los adquiridos en el desarrollo específico de cada programa, de manera que un país puede ser expulsado si no cumple lo acordado. El Consejo de jefes de Estado y Gobierno de diciembre expresó en su comunicado final cuáles han sido los criterios de selección: «Las acciones orientadas a subsanar las deficiencias de capacidad en relación con el nivel de ambición de la UE y de los objetivos prioritarios de la política de seguridad común». También indica que supervisarán la decisión de la elección de proyectos tanto el Estado Mayor de la Unión Europea —señalando en cada momento cuáles son las carencias más importantes en las operaciones— como la Agencia Europea de Defensa, evitando duplicidades con iniciativas ya existentes. No todos los proyectos serán elegibles para optar al Fondo Europeo de Defensa (FED); será la Comisión la encargada de adjudicar la financiación de los proyectos previa evaluación de los mismos, para lo que contará con la ayuda de expertos independientes validados por los Estados miembros. Podrán optar a ayudas proyectos de consorcios en los que participen al menos tres empresas europeas. El pasado diciembre, los 28 aprobaron destinar 500 millones de euros de presupuesto comunitario en 2019 y 2020 para cofinanciar prototipos industriales a través del FED y de hasta 5.500 millones anuales a partir de 2021 (en su mayoría con aportaciones voluntarias de los Estados miembros). Además, se aprobaron otros 90 millones más para investigación en los próximos tres años y 500 millones anuales a partir de 2021. PROGRAMAS Además del programa liderado por España —Sistema Estratégico de Mando y Control (C2) para Misiones y Operaciones de la UE—, la lista incluye otros 16 proyectos. Está encabezada por el Mando Sanitario Europeo (EMC, en siglas inglesas), con Alemania como nación líder y con participación de nuestro país. Su objetivo es proporcionar a la UE una capacidad médica sostenible y multinacional para apoyar cualquier tipo de misiones u operaciones en el exterior. También proporcionará instalaciones de evacuación, clasificación y reanimación, tratamiento y hospitalización de pacientes, además de asistencia dental de emergencia. Se espera que el proyecto consiga la interoperabilidad y la coherencia de las capacidades sanitarias en Europa (estandarización de conceptos, entrenamiento y certificación). El segundo programa es el de Radiocomunicación Segura Europea Definida (ESSOR) que, con Francia como nación líder y con participación española, aspira a desarrollar tecnologías propias para radios militares europeas. La adopción de estas tecnologías como estándar Enero 2018 Revista Española de Defensa 51 EMAD Los proyectos seleccionados aportarán a Europa una mayor capacidad de despliegue e intervención (en la foto, el buque Patiño en la operación Atalanta).


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