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RGM DICIEMBRE 2017

haberse quemado la junta de la culata, el jefe de máquinas asegura desconocer la causa del doble calentamiento. El segundo motor se ha salvado por haberse parado a tiempo al contemplar el inicio de la brusca subida de la temperatura. sin embargo, no se podrá trabajar nuevamente con ese motor bajo riesgo de quemarlo. El motor principal también se ha parado por orden del jefe de máquinas para evitar daños mayores. El comandante escucha con atención las explicaciones y se reúne con los oficiales para analizar la situación. El barco se encuentra a 45 millas náuticas de su puerto base, es decir, a unas tres horas y media o tal vez cuatro de navegación y con una falta total de energía eléctrica a bordo. La opción de ser remolcado hasta puerto por el otro patrullero asignado a la Costa brava es rápidamente descartada, pues en esos días se encuentra en dique seco en Cartagena, en su período de mantenimiento programado. La única posibilidad es solicitar los servicios de un remolcador de barcelona. El comandante se resiste a solicitar el traslado por un buque civil. sabe que es una situación poco airosa para un buque de guerra. Además, si hablamos en términos económicos, la petición de sus servicios en tales circunstancias resultaría onerosa para la Armada. Ante un caso tan excepcional, se decanta por una solución imaginativa y sorprendente para quien tiene la responsabilidad final sobre el destino del barco que manda y sobre los hombres que componen su dotación. Toma la decisión de llevar el barco a puerto con sus propios procedimientos, por medio del gobierno a mano del timón, tal y como tendría que hacer en el caso de resultar dañado en un combate. será un ejercicio real de gobierno a mano. Tan solo existe el problema de que son muchas horas de regreso a puerto y va a resultar una labor muy penosa para el grupo que tenga que mover el timón. Reúne a la dotación en la cubierta de toldilla. El comandante toma la palabra y explica a los hombres que pretende llevar el barco a puerto gobernando el timón a mano ante la falta de energía eléctrica. Pregunta en voz alta si alguien lo ha hecho alguna vez. Escucha el silencio por respuesta. Les tranquiliza diciendo que no se preocupen, pues él le explicará a cada uno su cometido y que solamente cuando todos sepan llevar a cabo sus funciones será el momento de iniciar la navegación. Comienza por la designación de los componentes de cada grupo. seguidamente se encamina hacia la popa y desciende por la escala que le conduce a la cubierta inferior hacia el compartimento del servomotor del timón. va seguido del grupo que se va a hacer cargo de su manejo, encabezado por el contramaestre. siguiendo las explicaciones del comandante, los marinos encajan una pesada barra de acero sobre el eje del timón y se prepara el mecanismo que ha de ser movido por los brazos de aquellos hombres. La orden de meter tantos grados a babor o a estribor para llevar el rumbo apetecido les llegará desde el puente por medio de un teléfono autoexcitado, que no requiere de energía eléctrica para su funcionamiento. VIVIDO Y CONTADO 2017 953


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