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Nuestro Museo Autor Cargo o empleo LOS INICIOS: LA AEROSTACIÓN EN EL MUSEO Realmente poco tiene el Museo del Aire que exhibir en relación a la aerostación en España, pues prácticamente la mayoría de los fondos se conservan en el Museo del Ejército ubicado en Toledo. En la primera sala del hangar 1, algunos objetos, cuadros, fotografías y maquetas son exhibidas para comenzar la visita al Museo. Durante varios años, la barquilla de mimbre del globo María Cristina, en la que la reina María Cristina se elevó el 27 de junio de 1989, estuvo expuesta por cesión del Museo del Ejército, siendo devuelta a este al inaugurarse el nuevo museo del Ejército en Toledo, donde hoy en día se encuentra en exposición. Otro de los fondos que se exhiben es una copia de un cuadro del insigne artista Antonio Carnicero, cuyo original Museo de Aronáutica y Astronáutica Museo del Aire se conserva en el Museo del Prado y que recoge la escena de una ascensión en globo atribuida a varios aeronautas por diversos historiadores, bien la de Bouche, Lunardí o la del aerostato canario Agustín de Bethencourt, al que algunas fuentes conceden la primera ascensión realizada en España, el 29 de noviembre de 1783. Mientras en Europa y otras partes del mundo las ascensiones en globos se habían hecho casi cotidianas, no fue hasta la última década del siglo XVIII que se registra una importante actividad aerostática en nuestro país y durante ella se llevó a cabo la primera ascensión tripulada que tuvo lugar en Aranjuez el 16 de julio de 1792, protagonizada por los italianos Barletti y Braschí y poco más tarde en Madrid por el también italiano Lunardi el 12 de agosto. Pero hagamos un poco de historia. Estas primeras demostraciones espolearon a los profesores y alumnos del Real Colegio de Artillería que construyeron un globo cautivo, efectuando diversas ascensiones en noviembre de 1972. Tal fue la resonancia de ellas que fueron requeridos por el propio rey para que las repitieran en su presencia en el Escorial, lo que se llevó a efecto el 11 de ese mismo mes, perfectamente detallado en un documento manuscrito por el conde de Aranda, testigo del acontecimiento, documento fielmente reproducido por el Centro Cartográfico y Fotográfico del Ejército del Aire. Habrían de pasar casi 100 años para que las ilusiones de los artilleros españoles se hicieran realidad. No fue hasta diciembre de 1884 cuando se decretó la reorganización del cuerpo de Ingenieros, creándose dentro de la Dirección Técnica de Comunicaciones, a la que se dio la misión de explotar el telégrafo militar y secundariamente los globos aerostáticos y las palomas mensajeras. Como órgano ejecutivo se organizaba el batallón de telégrafos, del que su cuarta compañía «se ejercitará en la construcción e inflacción de globos aerostáticos y en su manejo, visibles o cautivos, expandiendo en la medida de los recursos de que puedan disponer los ensayos y experiencias necesarias para la más útiles aplicaciones de estos nuevos instrumentos de guerra». Se dio el mando del batallón al teniente coronel Licien López de la Torre encargándose a Francia un tren aerostático Yon, formado por tres carruajes con todo el material: el globo, los elementos productores del gas y la máquina para accionar un cable de 500 metros para el amarre del aerostato. Casi cinco años tardaron en llegar a España los componentes del tren Yon, por culpa del retraso en la asignación de los recursos económicos necesa- Barquilla del globo Maria Cristina REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Enero-Febrero 2018 119


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