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REVISTA EJERCITO 922

la separación de Mauritania, el Sáhara, Río de Oro, Ceuta, Melilla e Ifni» (La Vanguardia, 9 de julio de 1961, 18). Esto ocasionó una fuerte protesta española. En Ifni, las órdenes de operaciones emitidas para la defensa del territorio señalaban textualmente a las FAR como enemigo: «Impresiones sobre el enemigo: Fuerzas Armadas Reales (FAR) mantienen una ligera línea de vigilancia frente a nuestras posiciones ». Además, en el plano internacional, Marruecos aprovechaba cualquier oportunidad para hacer apología de su tesis. Durante el debate de la Asamblea General de la ONU sobre la admisión de Mauritania reivindicó los citados territorios y en octubre, ante el mismo foro, se refirió a Ifni y al Sáhara como «territorios sometidos a autoridad extraña» (La Vanguardia, 21 de abril de 1961, 34; 12 de octubre de 1961, 18). Sin embargo, a finales de octubre de 1962, el ministro de Asuntos Exteriores, Ahmed Balafrej, visitó España para normalizar las relaciones entre las dos naciones. La visita tuvo una pronta respuesta, ya que el vicepresidente del Gobierno español, el general Muñoz Grandes, realizó un viaje a Marraquech un mes más tarde en el que se dio una gran profusión de halagos recíprocos. Esta nueva política culminó con una entrevista entre Franco y Hassan II en el aeropuerto de Barajas en julio de 1963, lo que dio lugar a un nuevo período de distensión gracias al conocido como «espíritu de Barajas», por el que Marruecos aflojó la presión sobre Ceuta y Melilla. 82  /  Revista Ejército nº 922 • enero/febrero 2018 En el contexto de este acercamiento hay que citar la «guerra de las Arenas» que, en octubre de 1963, enfrentó a Marruecos con Argelia. La distensión con España le permitió volcar sus esfuerzos en sus disputas con Argel, por lo que no parece casual. Habida cuenta de la determinación española por defender el territorio, la experiencia sufrida en 1958 y la imposibilidad de actuar contra Mauritania, el monarca alauita cambió su objetivo por otro que tampoco había conseguido: la zona disputada con Argelia por el trazado de la frontera común, empresa en la que recibiría el apoyo de los países occidentales. En septiembre de 1963 Marruecos ocupó la zona argelina de Hassi-Beida, reclamada por ambos países como propia5. El 8 de octubre Argelia contraatacó y recuperó la zona, pero volvió a perderla una semana más tarde y se sucedieron una serie de combates generalizados en los que 200 soldados argelinos fueron apresados. Cuba y Egipto acudieron en auxilio de Argelia, por lo que Marruecos no consiguió reconquistar el terreno. El 28 de octubre se llegó a un acuerdo de alto el fuego firmado en Bamako (Malí) bajo los auspicios de la Organización para la Unidad Africana (OUA). A pesar de la finalización del conflicto armado, no se firmó un acuerdo definitivo hasta 1969, el Tratado de Hermandad, Vecindad y Cooperación, suscrito el 21 de enero de ese año en Ifrane, sin que disminuyera la animadversión entre ambos Gobiernos magrebíes. Versiones del «Gran Marruecos» de Al-lal el Fassi. (La Vanguardia, 23 de octubre de 1966, 55). En Ifni, las órdenes de operaciones emitidas para la defensa del territorio señalaban textualmente a las FAR como enemigo


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