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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

O´DONNELL EL ESPADÓN 103 “completamente de unión liberal”, con nombres como Luis Mayans y Antonio Ríos Rosas, fue el primer ensayo de lo que hoy llamaríamos gobierno de concentración, pero no fue viable. El ala más exaltada del progresismo creo una Junta de Salvación, Armamento y Defensa, con claros tintes revolucionarios que llegaron a actuar en Madrid. Durante cuatro días sufrió, la capital, los excesos de los revolucionarios con barricadas en las calles y quema de varios palacios, como el de la madre de la Reina o el del conde de San Luis. Al frente de la Junta figuraba el exaltado general Evaristo San Miguel, quien terminó llegando a un acuerdo con Isabel II para que el general Espartero se hiciera cargo del gobierno. Don Leopoldo fue llamado por su antiguo jefe para entrar en el Gobierno y tras desestimar la cartera de Estado y Ultramar, terminó aceptando, por motivos patrióticos según explico años después en el Senado, el ministerio de la Guerra, no sin antes ser promovido al empleo de capitán general del ejército. El objetivo de ambos espadones en el gobierno, no era otro que desactivar la revolución que había adquirido un tinte peligroso y en esto, todos los militares estaban de acuerdo. O´Donnell no se encontraba a disgusto en un gobierno que, en la práctica era de concentración con tres ministros moderados y otros cuatro, incluyendo a Espartero, progresistas. Se inauguraba así el llamado “bienio progresista”, marcado por la exigencia de Espartero para la convocatoria de unas Cortes constituyentes que don Leopoldo aprovechó para organizar unas candidaturas que ya podemos considerar plenamente de Unión Liberal. Se trataba de convocar a aquellos que quedaban en el amplio espacio entre los progresistas que mantenían sus esencias y se acercaban cada vez más a las corrientes llamadas ya democráticas y los moderados más puros que cada vez se situaban más cerca de los carlistas. En este espacio liberal y de centro vio O´Donnell la consolidación de su proyecto49 que aún tardaría un tiempo en fraguar completamente, en función de los acontecimientos que se fueron sucediendo. De nuevo unidos, por lazos interesados de gobierno, Espartero y O´Donnell, ya hemos visto como Narváez se autoexcluyo del panorama político. Prim estaba destinado, como observador en la guerra de Crimea durante el intento revolucionario, pero llegó a tiempo para ganar un escaño en las Cortes constituyentes, pero O´Donnell decidió mantenerle fuera de Madrid y lo envió a ocupar la capitanía general del Granada. Por su parte, el otro espadón el general Serrano aceptó de buena gana la capitanía general de Castilla la Nueva, con sede en Madrid. Espartero reservada la capitanía general de Cuba a don Leopoldo, pero este tenía claro su proyecto y ya como 49  MARTÍNEZ GALLEGO, Francesc, “O´Donnell”, ob. cit. pp.233-234. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 103-122. ISSN: 0482-5748


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