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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

118 PABLO GONZÁLEZ-POLA DE LA GRANJA rrano entra ya, a lado de Prim, en la conspiración contra Isabel II. Desde su destierro en Canarias por el gobierno de Luis González Bravo, Serrano se une al levantamiento del general Prim y el almirante Topete que se inicia en septiembre de 1868 en la emblemática bahía de Cádiz. Serrano encabeza el gobierno provisional que se forma el 8 de octubre de 1868, tras vencer al marqués de Novaliches, el general Manuel Pavía y Lacy, en la batalla del puente de Alcolea el 28 de septiembre de 1868. Prim será el hombre fuerte del momento, cuya primera gran tarea fue la de elegir un candidato para ocupar el Trono vacante, descartada la república. Entre los candidatos a sustituir a Isabel II a la cabeza de la monarquía, se encontraba el primer espadón, el general Baldomero Espartero. Pero este, con buen criterio, rechazó la proposición a convertirse en la cabeza de, lo que hubiera sido, la nueva dinastía esparterista. El asesinato del general Prim el 30 de diciembre de 1870 en la madrileña calle del Turco, lanzó a Serrano, heredero de la inteligencia política de O´Donnell, al primer plano de la vida política española. Pese a colaborar en el derrocamiento de Isabel, cosa que probablemente nunca hubiera hecho don Leopoldo, el general Serrano mantuvo, junto a otros compañeros de partido, las esencias de aquella Unión Liberal creada desde el centro puro por O´Donnell y eso hizo imposible el entendimiento con el nuevo rey Amadeo de Saboya. Hombre fuerte, como único representante activo del viejo espadonismo pasado, en esta época, Serrano fue contactado por diversos intereses, alfonsinos, carlistas y hasta el duque de Montpensier se acercó a él76. Conspiró contra la primera república y, tras el golpe del general Pavía y Rodríguez de Alburquerque y la negativa de Castelar a formar un gobierno republicano unionista, Serrano volvió a tomar las riendas del Estado, para dejarlas definitivamente tras el pronunciamiento del general Martínez Campos en los campos de Sagunto el 29 de diciembre de 1874. Inauguraba este, sobre todo por la actitud de don Alfonso XII y su jefe de gobierno Antonio Cánovas del Castillo, una nueva etapa en la que el llamado “Rey soldado”, parecía que había acabado con el modelo de intervencionismo político por parte de los generales. Dotado de una fina agudeza para manejar los asuntos públicos, Leopoldo O´Donnell fue, sin duda, el más político de los generales que constituyen el llamado por el profesor Pabón régimen de los generales. Hombre moderado, con un exquisito sentido para el trato con las personas y una fidelidad monárquica llevada a sus últimas consecuencias. Su intento de desarrollar un partido nuevo que tomara lo mejor de los dos partidos tradicionales: mo- 76  Ibídem, p. 312. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 118-122. ISSN: 0482-5748


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