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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

126 LUIS EUGENIO TOGORES SÁNCHEZ un importante imperio terrestre en el Próximo Oriente hasta su derrota en la Primera Guerra Mundial. Viendo el escenario internacional de mediados del siglo XIX España seguía potencialmente siendo una de las naciones importantes de su tiempo aunque ya sólo era sombra de lo que había sido un siglo antes. La España de Isabel II era una nación razonablemente poderosa, si no la comparamos con lo que fue y si la medimos con muchas naciones de su entorno y de su tiempo. Es cierto que la España que comenzó a gobernar en 1858 el gobierno O´Donnell de la Unión Liberal no era comparable a naciones como Francia o Inglaterra, pues ya no era una verdadera gran potencia con capacidad de proyectar con fuerza su poder a nivel mundial, pero se encontraban en las proximidades de este título al igual que otras naciones de su entorno geográfico que detentaban con menos razón, peso colonial y capacidad militar el título honorario de gran potencia, pero que tenían mayor capacidad diplomática y enemigos menos ambiciosos y enconados. La envidia imperialista de Londres, París y, ya a finales del XIX, de Berlín y Washington, habían ido, de forma lenta pero segura, hurtando trozos del viejo imperio español y debilitando su hacienda, industria y sus instituciones. El odio del inglés a su enemigo español no había disminuido un gramo desde los tiempos de la Armada Invencible, siguiendo los gabinetes de Londres una política constante para debilitar y desgastar todo lo que podía volver a convertir a España en un serio competidor. La pesadilla de los Tercios desembarcando en las costas inglesas seguía siendo un fantasma recurrente en los agitados sueños de los primeros ministros ingleses. Kipling, el escritor del nuevo imperialismo, en plena etapa más gloriosa de la Inglaterra Victoriana, en su cuento Judson y el Imperio, destila todo su desprecio por las naciones moribundas, Portugal, con motivo de la Crisis del Mapa Rosa al tiempo que suelta una coz al peor enemigo que nunca tuvieron los británicos, España: «¡Gloriana! El español puede atacarnos En cuanto su barriga pida brega Antes de que el tormento nos someta Vamos a ver si el Don aquí llega ¡España ya no tiene galeones! (Dobson)» Francia, con una situación interior más agitada que la británica –dos nuevos monarcas absolutos tras la derrota de Napoleón, un rey semi constitucional, tres revoluciones, un nuevo imperio para, finalmente, regresar a Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 126-158. ISSN: 0482-5748


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