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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

178 EMILIO DE DIEGO GARCÍA Hacia la intervención armada Como hemos visto las relaciones entre México y España atravesaron por dificultades cada vez más serias hasta 1856, derivadas del problema de la Deuda. A finales de ese año, la violencia contra algunos hacendados españoles residentes en tierras mexicanas vino a echar más leña al fuego. Fueron varios los crímenes sufridos por súbditos españoles a manos de individuos supuestamente “incontrolados”. Las acusaciones, sin embargo, señalaron como responsables a los soldados del general Juan Álvarez. Lo evidente es que el 18 de diciembre de 1856 una treintena de bandidos asesinó a cinco españoles en la hacienda de “San Vicente”, en Cuernavaca. Hechos similares se produjeron en Chincohuac y San Dimas, distrito de Durango, y corrió la amenaza de que todos los españoles de las haciendas de Tierra Caliente iban a recibir el mismo trato. La conmoción de la población española en México ante tales acontecimientos fue utilizada por los sectores más radicales para pedir venganza por las atrocidades sufridas. Las autoridades de México reaccionaron inmediatamente y nombraron un juez especial para aclarar los crímenes y detener a los culpables15. A la par fueron adoptadas otras medidas que produjeron resultados positivos. En apenas tres semanas ya habían sido detenidos nueve sospechosos. Sin embargo la respuesta de las autoridades mejicanas no satisfizo a nuestro representante y presentó una nota de protesta que podía considerarse ofensiva para el gobierno de México. El ministro de Relaciones Exteriores de la República mexicana intentó tranquilizar al diplomático español, indicando que lo ocurrido, no debía considerarse una ofensa a España. No sirvió de mucho esta actitud pacificadora y las relaciones diplomáticas, entre España y México, quedaron en suspenso el 19 de enero de 1857, retirándose la legación española a La Habana. El gobierno mexicano intentó rápidamente recuperar la normalidad y envió a Lafragua, como embajador en Madrid. El diplomático mexicano pasó por La Habana y viajó a París donde supo que nuestro gobierno no le reconocía como representante diplomático hasta no recibir las satisfacciones pedidas16. A pesar de todo Lafragua llegó a Madrid, el 12 de mayo de 1857, y mantuvo con el ministro de Estado, Pedro José Pidal, varias entrevistas 15  Ver García Pérez, A. Ob. Cit. No sólo nombró un juez especial (D. José Mariano Contreras) sino que además manifestó su indignación al gobernador del estado de México (general Benito Haro); al comandante principal de Cuernavaca y al general Juan Álvarez. 16  Ibid. Mientras en la capital francesa los representantes del bando conservador, Almonte y Olaguivel, se entrevistaban cordialmente con el general Serrano, embajador de España ante Napoleón III. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 178-200. ISSN: 0482-5748


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