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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

188 EMILIO DE DIEGO GARCÍA ciaba, el 13 de febrero, que Doblado, autorizado por Juárez y animado de los mejores sentimientos, iría a entrevistarse con él en La Purga.26 Serrano, a pesar de estar convencido de la insuficiencia de tropas, escribía a Prim, en sentido contrario, animándole a la batalla. “Basta de contemplaciones y gaitas, a obrar con resolución y paso firme” –pedía el capitán general de Cuba, quien de paso ofrecía sus propios planes políticos y militares-. “El partido conservador sin conventos, es lo que nos conviene prevalezca en la política de ese país” – señalaba el duque de la Torre- y en cuanto a la estrategia “se debe establecer” –aconsejaba- “el bloqueo riguroso por el golfo y por el Pacífico y se debe tratar a la baqueta a ese partido infame –se refería al de Juárez- que lo que quiere es ganar días para que nuestros soldados perezcan en las costas” –y ya en términos un tanto contradictorios con la urgencia pedida, anunciaba- “espero que nuestro gobierno, Francia e Inglaterra enviarán fuerzas suficientes para que lleguen Vs. a México, conserven la comunicación con Vera Cruz y puedan disponer de 8 ó 10.000 hombres para recorrer el país y dominarlo”27. Recomendaba, para acabar el cuadro, que se hiciese pagar la guerra a los mexicanos, ya en metálico, ya en víveres, caballos, mulas y todo lo que pudiese obtenerse. El 19 de febrero, tal y como estaba previsto, aunque por razones de comodidad fue en las casas capitulares conocidas como la “casa del cura”, en La Soledad y no en La Purga, donde se reunieron el ministro de Asuntos Exteriores mexicanos (acompañado por el general Zaragoza) y el conde de Reus (junto con su inseparable Milans del Bosch)28, en nombre de las tres naciones signatarias del Tratado de Londres. Allí establecieron los preliminares de un acuerdo cuyos puntos más destacados, según el texto recogido por Juan López Ceballos, secretario de Prim, eran los siguientes: 1) el gobierno de México se avenía a cumplir con las reclamaciones de los aliados; 2) las negociaciones definitivas se abrirían en Orizaba; 3) hasta que concluyeran éstas, los soldados expedicionarios, se desplazarían a aquella ciudad, a Tehuacán y a Córdoba, lugares más aptos para acampar; 4) si no se llegara a ningún acuerdo pacífico, esas tropas se retirarían nuevamente más allá de la línea de defensa que los mexicanos les permitían ahora franquear, o sea al otro lado de Paso Ancho; en ese caso los soldados enfermos en los hospitales y que no pudieran ser trasladados quedarían bajo la protección de México; 5) finalmente, y como prueba de la transacción lograda, la bandera 26  Ver Alejandre Sintes, L.: La aventura mexicana del general Prim. Barcelona, Eshasa, 2009. 27  AAIT. Carta de Serrano al conde de Reus de 19 de febrero de 1862. 28  Ver González de Lezama, R.: Los tratados preliminares de La Soledad, un nuevo triunfo de la diplomacia mexicana. INEHRM, 2013. Acompañó a Prim una escolta mandada por Gaminde. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 188-200. ISSN: 0482-5748


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