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Alcalá de Henares, tenía uno o más instructores extranjeros con experiencia en la Primera Guerra Mundial. Los aviones adquiridos para la formación de los nuevos oficiales pilotos fueron los modelos Caudron G-III, de origen francés, y los británicos Avro 504K. Estos últimos aeroplanos fueron el mo-delo 24 estándar de las escuelas españolas durante las décadas de los años veinte y treinta. Más adelante, se crearía una nueva escuela elemental en el aeródromo de Burgos para la formación de los pilotos de tropa. Además del contacto con aviadores extranjeros, los pione-ros aéreos españoles continuaron empujando en busca de sus propios objetivos. Ese mismo año, en 1920, otro decreto llevaba la semilla de una aviación independiente, al dividir la península en cuatro grandes zonas operativas, cada una de ellas operando de forma casi independiente de la supe-rioridad militar. Sin embargo, la inspección, disciplina y el empleo táctico todavía dependían de la autoridad militar del Ejército10. Más tarde, en verano de 1921, el comandante Kin-delán realizó, junto a otros tres oficiales, un curso de ame-trallamiento y bombardeo en Cazaux (Francia), organizando, en noviembre de ese mismo año, el primer curso español de esta modalidad al que siguieron otros. El 15 de marzo de 1922 se promulga un nuevo decreto, ba-se de la reorganización de la Aeronáutica Militar española, que constituyó un hecho institucional importante, por ser el precedente del gran cambio en la organización de la aviación militar española. En él, se reconocía la importancia de contar con una flota aérea en número suficiente y entrenada, y la necesidad de organizar unas fuerzas aéreas eficaces. Esta orden establecía tres unidades tácticas diferentes: Re-conocimiento, Combate y Bombardeo, y mencionaba que las dos últimas unidades constituían la aviación independiente, que dependerían exclusivamente del comandante en jefe de los Grupos de Ejército (y no de cualquier ejército específico, como antes), si el empleo autónomo de las grandes unidades aéreas era necesario para el cumplimiento de la misión11. Es-te fue el reconocimiento de facto del posible empleo de una aviación militar estratégica independiente (como fue señala-do después de la Primera Guerra Mundial, y establecido por la Royal Air Force en el Reino Unido), aunque bajo el mando de la autoridad militar más alta del Ejército. De esta forma, ya en 1922, los términos fuerza aérea y aviación independiente eran utilizados en la institución militar española, y se consi-deraba que su posible «empleo autónomo» en operaciones reales sería algún día necesario. En 1924, Kindelán era jefe de un curso de mandos de gru-pos y escuadrillas. Como uno de los pioneros aéreos más importantes de la aviación militar española, sus lecciones sobre la guerra aérea, las tácticas en el aire y la organización aérea son una de las piezas más sólidas del pensamiento aé-reo español de la época y la clave para entender los aconte-cimientos siguientes y los cambios legislativos. Debido a su importancia y relevancia, cabe mencionar los temas princi-pales sobre los que Kindelán hablaba y enseñaba. Resaltaba, por ejemplo, las características positivas de la aviación que la distinguían de las fuerzas terrestres12: Ø Universalidad, por la falta de obstáculos en su entorno (aspecto espacial) y por la posibilidad de un cambio rá-pido de misión u objetivo (aspecto temporal). Ø Velocidad, por la velocidad en sí misma y por la po-sibilidad de utilizar la distancia más corta entre dos puntos. Ø Estas características básicas permiten: - Un empleo general (básicamente, consistente en fle-xibilidad y versatilidad) - Movilidad (logística, táctica y estratégica) - Extraordinaria eficiencia ofensiva logrando una im-portante economía de fuerzas. Kindelán también hizo referencia a las experiencias de Mit-chell en EE.UU. y su intención de cambiar la defensa estraté-gica del territorio de EE.UU., de estar basada en la flota naval a estarlo en la aviación. Después de proponer el empleo táctico de la aviación ofensiva, Kindelán sustentaba la tesis de que la aviación había sido creada, por naturaleza, para la defensa estratégica de países (como España) con fronteras marítimas, dado que la aviación era el arma adecuada para el Las escuelas de vuelo para pilotos militares utilizaron los longevos aeroplanos británicos Avro 504 K (AHEA)


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