apresados en una flota de 146. Para colmo de males, de vuelta a la isla británica los escasos supervivientes contagiaron a las poblaciones de los puertos de llegada con enfermedades que se habían iniciado a bordo. Drake cayó en desgracia y hubo de soportar durante años numerosas acusaciones de negligencia y, lo peor, de cobardía. DAVA 25.088.—Las minas de Potosí «En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y a nombre del muy augusto emperador de Alemania, España y los reinos de Perú, señor don Carlos, tomamos posesión de esta montaña». Estas fueron las palabras que cinco capitanes del Ejército español pronunciaron en 1545 cuando se apropiaron del cerro de Potosí, cuyas entrañas ya sabían los conquistadores que estaban repletas de plata. El cerro había sido descubierto por el inca Huayna Cápac —antepenúltimo gobernante del Imperio— poco antes de la llegada de los españoles, al que llamó «el monte más hermoso». Su color rojizo le hizo sospechar que podría contener metales preciosos y se aventuró iniciar una prospección, reuniendo a unos cuantos súbditos que de inmediato se pusieron manos a la obra. Cuenta la leyenda que un día oyeron salir de las profundidades de la montaña una especie de rugido que les habló de esta manera: «Esta plata no es para vosotros, es para quienes vendrán del más allá». Los indios, aterrorizados, abandonaron el lugar, que bautizaron «Potocsi», que significa «estruendo, explosión». Servido en bandeja de plata, podemos imaginar quiénes serían los que vendrían del más allá. A. Á. R. MISCELÁNEA 142 Enero-feb.
REVISTA GENERAL DE MARINA ENE FEB 2018
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