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REVISTA GENERAL DE MARINA ENE FEB 2018

25.091.—Torpedos Por Real Orden de 6 de septiembre de 1878 quedó dispuesto el establecimiento de una Escuela de Torpedos en Cartagena, cuya inauguración se llevó a cabo en la mañana del domingo 1 de febrero de 1880, ocupando los bajos del edificio que fue Colegio de Guardiamarinas en la Muralla del Mar y donde también se ubicaba la Intendencia del departamento. El primer curso comenzó el 1 de marzo siguiente bajo la dirección del capitán de navío Manuel Fernández Coria. También en los primeros meses de ese mismo año sendos reales decretos autorizaban la adquisición, sin la formalidad de subasta pública, de material de torpedos para las defensas submarinas de los puertos de Cartagena y Ferrol, autorizándose al año siguiente y en la misma forma la contratación de 100 torpedos Schwartzkopff con 12 aparatos de lanzamiento, 12 acumuladores y 12 bombas de aire comprimido, así como la de maquinaria y obras necesarias para el establecimiento de talleres de construcción y reparaciones para los mencionados torpedos. Y en 1882 se licitan públicamente las obras de construcción de la fábrica de torpedos que ha de establecerse en Bonanza (Sanlúcar de Barrameda). De esta forma culminaron los trabajos llevados a cabo en años anteriores por la Junta creada en el Departamento de Cádiz por Real Orden de 15 de enero de 1876 y definitivamente se dio «forma orgánica a este nuevo elemento de guerra» por Real Decreto de 23 de abril de 1878, encomendando «a la Marina la construcción, planteamiento y servicio de las defensas submarinas, tanto fijas como locomóviles». J. A. G. V. 25.092.—Advocaciones marineras Hacia el extremo noroeste de la península de Santander está cercana la isleta de la Virgen del Mar, de piedra, baja y escarpada, apenas separada del continente y bastando para pasar de este a ella un pequeño puente. En la zona central se alza una ermita fundada en 1400 por Gonzalo Fernández de Pámanes con la advocación de la misma Virgen, de mucha devoción y con innumerables milagros, entre los que se narra el ocurrido en 1690 cuando la tripulación de una fragata holandesa robó la imagen y al emprender de nuevo la navegación se levantó tal tempestad que, temiendo zozobrar como castigo a su sacrilegio, la arrojaron al mar, quedando a flote y a sus lados dos hachas encendidas, prodigio que avistado por los de Castro Urdiales recogieron y llevaron en procesión a su lugar en la ermita. Desde 1979 es patrona de la ciudad. J. A. G. V. MISCELÁNEA 144 Enero-feb.


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