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REVISTA GENERAL DE MARINA ENE FEB 2018

TEMAS GENERALES permanezcan hundidas en el fondo han hecho de la vieja rada el paraíso de los buceadores de medio mundo, aunque todos respetan la prohibición de hacerlo alrededor del pecio del Royal Oak, declarado tumba protegida por el Gobierno británico, ya que todavía encierra entre sus retorcidas cuadernas el último suspiro de 834 marinos, algunos de ellos jóvenes aprendices de menos de 18 años. Únicamente los dos buzos más destacados de cada curso están autorizados descender una vez al año los 25 m de profundidad a los que yace el viejo acorazado para cambiar la bandera, que es entregada a continuación con toda solemnidad a alguno de los descendientes de los marinos desaparecidos en el hundimiento. El 2 de mayo de 1945 los últimos defensores de Berlín entregaron las armas al Ejército soviético y cuatro meses después los japoneses firmaban el acta de rendición a bordo del acorazado Missouri. Antes, a primeros de agosto, los norteamericanos lanzaron sobre Hiroshima y Nagasaki sendas bombas nucleares experimentales de uranio y plutonio que, además de causar un cuarto de millón de muertos civiles y otros daños cuantiosos a largo plazo, señalaban el inicio de la era de las pruebas atómicas. De ese modo, solo hasta 1970, los Estados Unidos y la Unión Soviética, y en grado menor Francia, China e Inglaterra, efectuarían más de mil pruebas nucleares a lo ancho de todo el globo terráqueo (con el paso del tiempo se irían sumando al club nuclear otros países, como India, Pakistán y más recientemente Corea del Norte). Por aquel entonces el acero se producía según un sistema denominado Bessemer, que necesitaba ingentes cantidades de aire, un elemento que desde las primeras explosiones en Japón había dejado de existir en estado puro, pues estaba ligeramente contaminado por isótopos radioactivos, por lo que el acero que salía de las fundiciones estaba viciado con impurezas de cobalto que alteraban sus propiedades fundamentales, sobre todo en condiciones extremas. Para comprender mejor este fenómeno baste recordar que el casco del Titanic se construyó con acero contaminado intencionadamente, con impurezas de magnesio, lo cual le restaba rigidez, concediéndole así una flexibilidad que facilitaría su salida de una hipotética varada, pero al mismo tiempo su dureza se veía afectada con el descenso de la temperatura, y la aciaga noche de su hundimiento el trasatlántico navegaba por aguas próximas a los cero grados, lo que facilitó que las aristas cortantes del iceberg penetraran en su casco como un cuchillo caliente en la mantequilla. A finales de los años 60 la carrera espacial estaba a punto de alcanzar uno de sus logros más importantes: la llegada del hombre a la Luna. En realidad se trataba de una de las batallas principales de la Guerra Fría, un hito respecto al cual el fallecido presidente Kennedy había prometido a los americanos que se adelantarían a los rusos y pondrían un hombre en la Luna antes del final de la década. Como quiera que los años 60 llegaban a su fin, la NASA centró todos sus esfuerzos en el objetivo, que entre otros requisitos hacía necesario un módulo lunar de una fiabilidad que la calidad del acero de la época no asegu- 2018 27


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