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EJERCITO 923

Observatorio internacional  /  115 tienen un costo importante para Irán, aunque compensa por los beneficios en disuasión, intercambio de inteligencia, lucha contra el terrorismo, y sobretodo, por los beneficios en seguridad y la proyección de poder que proporciona 5. Coincidiendo con las manifestaciones, Irán ha tenido otro sobresalto en política exterior por la negativa del presidente Trump a mantener el acuerdo nuclear si no se introducían nuevas medidas de salvaguardia —especialmente en tema de misiles— en el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA) de 2015. Esto ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza para Teherán, aunque finalmente Washington haya prorrogado el acuerdo por otros cuatro meses al ver que su iniciativa no era secundada por el resto de los firmantes. Sin embargo, hay que reconocer que la política dura de Trump ha conseguido que Irán evite provocar a EE. UU. al no cometer infracciones técnicas en el JCPOA y reducir las pruebas de misiles6. En definitiva, las tensiones internas y cierta incertidumbre sobre el futuro del acuerdo nuclear complican aún más la economía iraní, y con ello, la posibilidad de una apertura del régimen de los ayatolás. Finalizado por el autor: 13 de febrero de 2018 NOTAS 1. Daghagheleh, Aghil: “A “blue” Generation and Protests in Iran”. MER 22/1/2018 2.  “Iran’s Interior Ministry outlines 3 reasons for recent protests”. Al-Monitor 25/1/2018 3.  “Iran protests: Citizens have right to criticise, not destroy-Rouhani”. BBC. 31/12/2017 4. Gambrel, Jon: “Iran may try to loosen Revolutionary Guard’s grip on economy”. Stars and Strips. 21/1/2018 5.  Tabatabai, Ariane: “Why the protests won’t change Iran’s Foreign Policy”. FP. 5/1/2018. 6.  Brown, Daniel: “Iran has scaled back its provocations towards the US, and some are crediting Trump’s tough rhetoric”. Business Insider. 26/1/2028. LA IMPARABLE AMENAZA TERORISTA EN EGIPTO Carlos Echeverría Jesús Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED El atentado terrorista, cometido por una treintena de yihadistas coordinados, contra la mezquita Al Rauda, centro religioso sufí situado en la localidad de Bir Al Abed en el norte de la península del Sinaí —que dejó en el momento 305 muertos el 25 de noviembre de 2017—, fue uno más de los muchos que golpean a la sociedad y al Estado en Egipto desde antiguo, pero a la vez ha sido el más luctuoso de todos los producidos en el país 1. Importante es destacar tal dato pues Egipto, como Argelia o Irak, es uno de los países árabes donde el terrorismo yihadista ha sido más letal y, en el caso que nos ocupa, terroristas de dicho perfil llegaron incluso a acabar con la vida del jefe del Estado, Anuar El Sadat, asesinado en El Cairo en octubre de 1981. UN TERORISMO PERSISTENTE Recordemos que, aparte de dichos antecedentes de terrorismo yihadista de larga y letal tradición —protagonizados por grupos que van desde la Gamaa Al Islamiya y la Yihad Islámica de hace algunas décadas hasta la franquicia de Al Qaida en el país, Ansar Beit Al Maqdis, en años más recientes— Egipto se convertía en 2014 en el primer escenario en el que el Estado Islámico (EI) decidía proclamar una de sus siniestras provincias o wilayat: la wilayat Al Sina o provincia del Sinaí. Consolidaba con ello el activismo yihadista en dicha región oriental del país y dinamizaba el mismo con la imagen de marca del sanguinario grupo liderado por Abu Bakr Al Bagdadi. Los atentados no han remitido en dicho escenario desde hace más de un lustro, consolidándose durante el año largo de caótico gobierno islamista en El Cairo, de la mano de los Hermanos Musulmanes y con Mohamed Mursi como presidente de la República entre 2012 y 2013 2. Con cientos de muertos a manos de los yihadistas en los últimos años, tanto militares y policías como civiles, la respuesta del régimen liderado por Abdelfatah El Sisi es cada vez más contundente —incluyendo la aplicación de la pena de muerte en 2015 y ahora de nuevo en diciembre de 2017— pero los terroristas siguen siendo visibles y sus acciones letales 3. Estas son cometidas principalmente por la filial egipcia del EI, pero en ocasiones también se cometen atentados que son reivindicados por otros grupos —como el asesinato de 52 policías en la provincia del Desierto Occidental el pasado 21 de octubre—, todo ello en una gran ceremonia de confusión y en un país donde el terrorismo autóctono se ve dinamizado por actores yihadistas muy activos también en las vecindades mediooriental y libia 4. LA ESTABILIZACIÓN INTERNA Y EL REPOSICIONAMIENTO REGIONAL El presidente El Sisi trata de consolidar su régimen y de colocarse en una posición de ventaja en un cada vez más complejo tablero regional, y todo ello como añadidura a su permanente esfuerzo antiterrorista, dada la envergadura de dicha amenaza. En la arena política la cita más inmediata será con las urnas, con unas elecciones presidenciales previstas entre los días 26 y 28 de marzo próximos5. Los comicios, que a buen seguro ganará el jefe del Estado actual, le permitirán a este ejercer un segundo mandato tras el que ganara en las presidenciales anteriores celebradas en 2014, un año después de haber desplazado del poder a su predecesor, el islamista Mohamed Mursi 6. Los desafíos a los que Egipto deberá seguir haciendo frente, después de los comicios, tienen escenarios


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