Primer bombardeo efectuado por la aviación española en el Rif Rincón de la Historia / 63 Hablar del Protectorado español es hablar también de los militares africanistas, aquellos oficiales que labrarían sus carreras entre 1912 y 1927 luchando contra los rifeños, un enemigo cruel y experimentado, para conseguir la ocupación del territorio, caracterizados por rápidos ascensos debidos a méritos de guerra que les permitirían adelantar a los militares peninsulares, con los que chocarían reiteradamente. Los africanistas engendraron un acendrado espíritu de compañeros de armas y desarrollaron un recelo común, más o menos mayor, contra la clase política por sus errores en la conducción de la guerra. En esta etapa destacan dos hitos muy diferentes y con solo cuatro años de diferencia: el Desastre de Annual y el Desembarco de Alhucemas. Annual (1921), es uno de los mayores desastres del Ejército español en su historia. Dirá el informe Picasso: «Se abandona Annual el 22 de julio con todos los elementos, sin órdenes, sin instrucciones, sin plan ni dirección. Revueltas las fuerzas, confundidas, sin jefes, acosados por el enemigo y sin más idea que la salvación en la huida individual, vergonzosa en unos, inexplicable en otros y lamentable en todos. Siendo inútiles los esfuerzos de unos pocos para frenar la avalancha que tan impremeditadamente se había dejado desbordar». 10.000 muertos y desaparecidos, numeroso armamento perdido. Los nombres de los generales Fernández Silvestre, un valiente militar que cometió errores imperdonables, y Navarro, el defensor de Monte Arruit, del teniente coronel Fernando Primo de Rivera y la carga del Regimiento Alcántara, y del comandante Benítez y su sacrificio en Igueriben, resonaron en la memoria y conciencia de los españoles. Solo cuatro años después, el general Miguel Primo de Rivera, presidente del Directorio Militar, dio un vuelco a la situación que permitió liquidar la guerra. La alianza con Francia, un ejército mejor preparado y una dirección política y militar más acertada, hacen posible el Desembarco de Alhucemas (8 de septiembre de 1925). El primer desembarco aeronaval con éxito en la historia, que fue usado por el ejército norteamericano para preparar el de Normandía. En él brillaron los generales Sanjurjo, Saro Marín y Fernández Pérez y el coronel Francisco Franco, seis meses antes de ascender a general. España aún tuvo que emplearse en dos duras pero victoriosas campañas en 1926 y 1927. Las claves para la victoria final fueron el apoyo político del presidente del gobierno Miguel Primo de Rivera, la dirección sobre el terreno del alto comisario, general Sanjurjo, y la capacidad de una nueva generación de jefes (Franco, Varela, Riquelme, Núñez de Prado, Goded, Mola, Dolla, Capaz, González Carrasco, entre otros). Como explica Ricardo de la Cierva: «Sanjurjo impuso un cambio radical de táctica frente a la rebeldía: el territorio se ocupaba definitivamente, sin retiradas desesperantes. Y
EJERCITO 923
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