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EJERCITO 924

Hemos leído  /  121 VEHÍCULOS SIN CONDUCTOR Si bien la tendencia reciente ha sido la de sacar al hombre de la máquina, provocando una explosión en el uso de drones aéreos, manteniendo a muchos pilotos fuera de peligro, ha habido muchas menos acciones para hacer lo mismo con los conductores militares y los vehículos terrestres. Pero esa tendencia puede estar reequilibrándose. En el punto alto de la guerra afgana, el Ejército estadounidense consumía alrededor de 170 millones de litros de combustible al mes; el coste humano por mantenerse al día con la demanda, a lo largo de ese conflicto, se cifraba en una persona muerta o gravemente herida por cada 24 convoyes de combustible. A lo largo de la historia, los trenes logísticos han sido siempre una vulnerabilidad clave, incluso para los mejores y más avanzados ejércitos, presentando una oportunidad de oro para las acciones de enemigos irregulares o inferiores tecnológicamente, e infligir un daño desproporcionado. De acuerdo con las cifras del Pentágono, sólo en 2013, alrededor del 60% de las bajas causadas por los combates estuvieron relacionadas con el reabastecimiento de convoyes. Recientemente, un ejercicio mixto entre EE. UU. y Reino Unido, ha presentado tecnologías de vanguardia en el suministro autónomo terrestre. Por primera vez, una flota de camiones sin conductor viajó utilizando robótica integrada y tomando decisiones autónomas con respecto a su velocidad y dirección. Si bien la tecnología detrás de vehículos completamente autónomos, capaces de tomar decisiones avanzadas en entornos verdaderamente reales e incontrolados del mundo real permanece en sus comienzos, los vehículos controlados a distancia (RDVs) demuestran cada vez más sus posibilidades. Al igual que los UAV, los RDV ofrecen una tecnología de puente que permite obtener todos los beneficios de la reducción de costos y el ahorro de vidas, con el ser humano aún en el circuito, pero a una distancia segura. Con las tecnologías autónomas y de transmisión por teléfono que se perfilan como un área de creciente interés militar, la industria de la defensa se está preparando para unir la innovación comercial en la autonomía del vehículo con los sistemas de vehículos terrestres existentes. Existen diferencias importantes entre los proyectos de automóviles autónomos civiles y los militares. Los vehículos tácticos necesitan la detección de obstáculos diferentes a los que se encuentran para navegar por asfalto y por calles convencionales. Además, el peso absoluto de la producción anual será mucho mayor en el ámbito civil lo que significará que los costes militares serán mucho más altos por unidad. Pero es cierto, que el aprovechamiento de la tecnología tendría beneficios tanto en un sector como en el otro. Pronto veremos como algo habitual convoyes logísticos en cuyas cabinas de conducción no hay nadie, aunque «están». («Driverless vehicles in the military – will the potential be realised?» por Garet Evans en www.army-technology. com) Ricardo Illán Romero Teniente coronel. Infantería


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