Page 37

EJERCITO 924

Recursos Humanos  /  37 de aprendizaje, descargar el equipaje pacientemente, sacar la rueda de repuesto y, con cierto cuidado interior propio, hacer lo mejor que esté a nuestro alcance para convertir la incomodidad de la situación en un momento de adquisición de experiencia anecdótica sin más. La disposición interior en que nos ubiquemos favorecerá que nos enfrentemos a la situación de una forma u otra, marcará el resultado que vayamos a obtener e inspirará a las personas que nos rodean a hacer lo propio. Pues bien, esto mismo podemos hacerlo a diario en nuestros contextos profesionales, familiares y sociales. Es cuestión de desarrollar la capacidad de auto observación, de manera que siempre tengamos la oportunidad de tomar conciencia de en qué manera impactamos en nuestro entorno por medio de nuestro ejemplo y afinar al máximo en lo que queremos ofrecer a los demás de nosotros mismos. Un ejemplo de actitud positiva, un ejemplo de mirada posibilista, un ejemplo de palabra amable, un ejemplo de acción inspiradora o todo lo contrario dependerán de la elección interior que hagamos en cada ocasión. ¿CÓMO LLEVAR AL DÍA A DÍA EL AFECTO, EL RE-CONOCIMIENTO Y LA ACTITUD POSITIVA? Para ello deberemos desarrollar una serie de acciones y desplegar ciertos comportamientos que, a base de entrenarlos en la práctica diaria, acabaremos convirtiendo en pilares de nuestra forma de desenvolvernos en la vida. Así pues, deberemos trabajar cuatro grandes bloques que nos ayudarán a alcanzar el cómo ofrecernos de ejemplo a los demás en nuestra forma de liderar: •  Desarrollo del pensamiento positivo: será de gran utilidad desarrollar una mirada positiva y optimista de las situaciones de manera que, se den las circunstancias que se den, tengamos la capacidad de reaccionar con todos nuestros recursos actitudinales y favorecer con ellos. •  Desplegar coraje ante la adversidad: entender que el coraje es una virtud que nos permite ofrecer lo mejor de nosotros mismos para sobreponernos a las vicisitudes de la vida de forma satisfactoria y alcanzar los objetivos que tengamos por delante. •  Contagiar valores humanos: deberán ser la espina dorsal de nuestros comportamientos y las reglas del juego que emplearemos para enfrentarnos a la vida. La forma en que verdaderamente podemos explicar los valores es viviéndolos en primera persona y, para ello, debemos comprender bien qué significan y lo que requieren de nosotros mismos. •  Gestionar el ego propio y desarrollar la humildad: el ego nos juega malas pasadas a todos y nos lleva a encrucijadas vitales de las que en ocasiones no sabemos ni cómo salir. Cuanto mejor preparados estemos para identificar nuestro ego y mayor espacio interior nos permitamos para vivir la verdad que somos, aceptando nuestras virtudes y nuestras carencias o fragilidades, tanto mayor despliegue de humildad estaremos haciendo. Cada uno de estos bloques podemos desarrollarlos por separado y la combinación de todos ellos permite construir contextos de trabajo cálidos, inspiradores, emocionalmente seguros y proclives al afecto inteligente, que es la base del liderazgo ejemplar. Un concepto, este último que, como decía al principio, está íntimamente ligado al afecto, el re-conocimiento y la actitud positiva. El liderazgo ejemplar no es otra cosa que la inteligencia de entender que donde hay positivismo, entrega personal generosa con espíritu de servicio, rectitud de comportamientos acompañada de limpieza de intención y desarrollo de la humildad para entregar lo mejor de nosotros mismos sin artificios las relaciones humanas salen reforzadas, los ambientes laborales se consolidan sanos y los brillos individuales de las personas conviven para alcanzar elevados niveles de excelencia y desempeño. Así pues, la labor de ser un sencillo y llano ejemplo para las personas que nos rodean en el trabajo o en casa pasa por realizar un trabajo personal que, una vez comenzado, durará toda la vida y que, en caso de abandonarlo, no habrá servido casi de nada. Será nuestra insistencia en los pequeños actos del día a día donde todo esto irá quedando patente y permanecerá en lo más profundo de las personas con las que compartimos jornada. El lema «ser más, parecer menos» recoge de forma muy condensada una filosofía totalmente alineada con lo expuesto y que sin duda ayuda y contribuye a que «ser ejemplo» sea un reto diario al alcance de cualquier profesional o miembro del Ejército, con independencia del empleo que se tenga, esté donde esté destinado y la responsabilidad que le haya sido asignada. Aristóteles solía decir: «Somos lo que hacemos día a día, de forma que la excelencia no es un acto, sino un hábito».■ Así pues, la labor de ser un sencillo y llano ejemplo para las personas que nos rodean en el trabajo o en casa pasa por realizar un trabajo personal que, una vez comenzado, durará toda la vida y que, en caso de abandonarlo, no habrá servido casi de nada


EJERCITO 924
To see the actual publication please follow the link above