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EJERCITO 924

Recursos Humanos  /  41 También la Ley de la Carrera Militar 39/2007, de 19 de noviembre, introdujo acciones positivas en situaciones de maternidad, conciliación profesional, personal y familiar, y aseguró la representación de la mujer militar en los órganos de evaluación para la selección, ascenso y asignación de destinos. La igualdad se sigue recogiendo en leyes posteriores, como la Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio, de Derechos y Deberes de los Miembros de las Fuerzas Armadas, que reconoce expresamente el principio de igualdad, así como el deber de garantizar que esta sea real y efectiva, especialmente en el acceso, la prestación del servicio, la formación y la carrera militar. Para hacer efectiva la igualdad de trato y oportunidades en el seno de las Fuerzas Armadas se han desarrollado diferentes políticas públicas, entre las que cabe destacar la creación del Observatorio Militar para la Igualdad, por Orden Ministerial 51/2011. Actualmente, la incorporación de la mujer en el Ejército es una realidad y se tiene en consideración en la normativa en materias de políticas de conciliación, protección social y acoso, recogidas en los siguientes órdenes y reales decretos: •  Real Decreto 1412/2006, de 1 de diciembre, sobre Medidas de Protección Social al Personal de Tropa y Marinería. •  Real Decreto 1726/2007, de 21 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento General de la Seguridad Social de las Fuerzas Armadas. •  Real Decreto 168/2009, de 13 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de Evaluaciones y Ascensos en las Fuerzas Armadas y sobre el acceso a la condición de militar de carrera de tropa y marinería. •  Real Decreto 293/2009, de 6 de marzo, sobre Medidas de Protección de la Maternidad en el ámbito de las Fuerzas Armadas. •  Orden DEF/253/2015, que regula el régimen de vacaciones, permisos, reducciones de jornada y licencias de los miembros de las Fuerzas Armadas. •  Orden DEF/482/2016, de 30 de marzo, por la que se regulan las unidades de protección frente al acoso. EVOLUCIÓN DE LA PERCEPCIÓN SOCIAL SOBRE LA INCORPORACIÓN Y EL PAPEL DE LA MUJER EN LAS FUERZAS ARMADAS En la etapa histórica previa a la democracia y tras la dictadura del general Franco, 1939-1975, el Ejército español no gozaba de una excesiva simpatía en parte de la sociedad. Los años de totalitarismo, los supuestos privilegios de parte del estamento militar y las situaciones vividas durante la Guerra Civil (1936-1939) produjeron una ruptura entre las Fuerzas Armadas y la sociedad civil, por lo que, restaurada la democracia, resultaba imprescindible llevar a cabo la reforma de la institución castrense para convertirla en una estructura moderna e igualitaria que resultase aceptada y respetada por la ciudadanía. La incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas se consideró como una actuación más que favorecería este objetivo. Estos planteamientos generaron un intenso debate en los medios de comunicación y en la sociedad en general, ya que suponían romper con una estructura históricamente patriarcal y masculina. Algunos sectores ponían en entredicho la capacidad física de la mujer para ejercer una profesión tradicionalmente destinada a los hombres. A esta situación hay que sumar la movilización de las mujeres; en 1987 ya había unas 600 organizaciones inscritas en el catálogo del Instituto de la Mujer, lo que unido a las aspiraciones democráticas del conjunto de la sociedad tuvo una influencia decisiva en la evolución de las leyes y en el establecimiento de las distintas medidas que se fueron adoptando para equiparar los derechos entre mujeres y hombres. En 1987, una consulta a la población, elaborada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre las Fuerzas Armadas, mostraba un panorama social complejo: prácticamente igualdad en los porcentajes de la población a favor o en contra de la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas, 39% y 37%, respectivamente, y el 19% se mostraba indiferente. Los sectores de la población más contrarios eran las personas con menor nivel cultural, los mayores de 51 años, las amas de casa, las personas de frecuente práctica religiosa y las de ideología de derechas. También se observó un mayor rechazo en los núcleos urbanos con poblaciones inferiores a 10.000 habitantes. Esta percepción es confirmada de manera periódica, desde 1997, por el CIS, que elabora encuestas sobre la opinión pública en relación con la Defensa nacional y las Fuerzas Armadas. En los informes del CIS se puede constatar cómo la incorporación de la mujer ha gozado de una amplia aceptación en la sociedad desde 1997 hasta 2015, fecha en la que se realizó la última de las encuestas publicadas. En 1997 la población que se mostraba a favor de la participación de la mujer en maniobras militares era de un 70%, mientras que en 2015 el 90% de los encuestados estaban de acuerdo con que las mujeres presten servicio en puestos de combate. Además, la mayoría de los hombres encuestados (70,7%) manifiestan que les es indiferente tener como compañero a una mujer o un hombre en un puesto operativo. No obstante, un 20% expresa que preferiría tener a un compañero en un puesto de combate, frente a un 9% para el caso de que fuera mujer. Estos contextos reflejan una creciente percepción social positiva sobre la presencia de la mujer en las Fuerzas Armadas, institución que ha experimentado un extraordinario proceso de democratización, modernización y adaptación a la Constitución. LA MUJER EN LAS FUERZAS ARMADAS EN CIFRAS Según los últimos datos publicados en el informe anual del Observatorio


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