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EJERCITO 924

Cañón de D. Fernando el Católico. Maestro Bartolomé. «QVIEN A MY RREY NO OVEDECERA DE MI SE GUARDARÁ». Fundido posiblemente en Málaga entre 1504 y 1512 Documento  /  89 cación especial al querer regular la organización de las armas combatientes, es decir, infantería, caballería y Dragones, y establecer sus relaciones con artillería e ingenieros, que eran cuerpos facultativos. ORDENANZAS DE ARTILLERÍA O LA ARTILLERÍA DE ORDENANZA El concepto etimológico de ordenanza es la de regular una cuestión compleja con el objeto de que sea homogénea en su conjunto, lo que atañe precisamente a la fundición de cañones, al ser los fundidores técnicos distintos que convertían el cañón en algo único teniendo cada pieza de fuego que disponer, y de hecho fabricarse, sus propios proyectiles, además de tener un alcance de acuerdo con la capacidad de pólvora del ánima y, más complejo todavía, porque no había dos composiciones de pólvora iguales. Todo ello exigió por parte de los reyes, al considerarse la artillería como «arma real y exclusiva», que dictaran Ordenanzas que unificaran calibres, pesos, pólvora, tubos, etc., cuestión además complicada ya que no existía un sistema universal de medida; es decir, las libras, varas, etc., eran distintas de un lugar a otro y variaban incluso entre ciudades próximas. Reyes Católicos Con los Reyes Católicos nace el ejército moderno y, por tanto, la necesidad de regular su organización, armamento y táctica de combate. A partir de 1495 se irán dictando ordenanzas (5 octubre de 1495, 18 de enero y 22 de febrero de 1496) que, aunque en ellas no aparece mención expresa a la artillería, sí ofrecen un área de gestión administrativa donde incluirla. Los Reyes Católicos habían inaugurado las primeras fundiciones y parques de artillería (Medina del Campo, Baza y Málaga); se asienta el primen embrión de la organización como «cuerpo» con personal fijo para el servicio de las piezas, sucediéndoles nombramientos y títulos, a lo largo de los Austrias, como los de capitán general, teniente de capitán general, capitán, condestable, minador, harnicur, mayordomo, pagador, contador, encargados de abastecimiento, maestro mayor, maestro lombardero, maestro polvorista y otros auxiliares, siendo los que servían las piezas cabos, artilleros, ayudantes de artillería y cada conjunto de ellas un «gentilhombre», que eran apoyados por personal de infantería al ser insuficientes su número6,7. En tan breve tiempo y a lo largo de doscientos años, la artillería se convirtió en un importantísimo elemento del ejercito real permanente8, y nacieron con ello las escuelas de formación técnica y de tiro, como la de Málaga, una de las más antiguas de la monarquía hispánica9. Carlos I de España y V de Alemania El siguiente paso se tomará tras el ataque de Francisco I a Piamonte, Saboya y Turín en febrero de 1536, que obligaría a organizar un ejército en Italia y dio lugar a «La instrucción de 1536 para el ejército de Italia», dada en Génova por el emperador a 15 de noviembre de 1536 y conocida como «Ordenanza de Génova»10. Pese a ser una directriz para un frente en particular (no para todo el imperio), presenta la novedad de hacer mención a la artillería y a sus trenes, a la organización, municiones, cargos..., pero no hay ninguna referencia al material (tipo y número de piezas), aunque «sí un atisbo Las más longevas de las Ordenanzas militares españolas, las promulgadas en 1768, fueron una recopilación de todas las existentes en los ejércitos de la época, añadiéndose reglamentaciones, órdenes y tradiciones


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