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REVISTA SANIDAD FAS ENE MAR 2018

Etomofagia: ¿una alternativa a nuestra dieta tradional? Sanid. mil. 2018 74 (1)  45 hemípteros) los cuales se infectan al picar al individuo infectado; el agente, en este caso, se multiplica eficientemente en su interior y luego los transporta hasta el huésped susceptible, al cual impe-riosamente debe acudir para alimentarse. El vector mecánico es importante, pero no imprescindible para la transmisión. Si desaparecieran las moscas y las cucara-chas seguiría existiendo la fiebre tifoidea, el cólera y la amebiosis. En cambio, el vector biológico es imprescindible para que sobre-viva el agente infeccioso, porque representa una fase de su ciclo evolutivo. Si se eliminasen los mosquitos Anopheles se controla-ría integralmente la malaria17. Casi todos estos inconvenientes desaparecen si el insecto no es manipulado, procede de un mercado y una zona conocida, se ha alimentado exclusivamente de vegetales y lo matamos per-sonalmente. Para garantizar la imposibilidad de que transmita alguna enfermedad es aconsejable que el insecto sea cocinado, hervido o asado. Los casos de alergias y posibles efectos de sus-tancias tóxicas y carcinogénicas pueden evitarse cocinando debi-damente los insectos que contengan estas sustancias. EL MARCO LEGAL Hasta hace poco tiempo no existía nuestro país el marco legal adecuado para regular el consumo de insectos, ni para producir ni comercializar los insectos para la alimentación humana. Tampo-co existía normativa para la importación de este tipo de animales; sólo se importaban a través de otros países de la Unión Europea. Es probable que en un futuro próximo se creen granjas de insectos de gran tamaño, como chinches acuáticos, que pueden llegar a medir 9 cm y pesar 200 g, lombrices y larvas gigantes, en-tre otros, y se cultiven enjambres y colonias de avispas, langostas y hormigas, en habitáculos que pueden llegar a tener millones de individuos. De hecho, ya existen algunas granjas de grillos en algunos lugares de Estados Unidos y Estocolmo; en España existe una granja en Málaga que cría saltamontes, grillos, larvas de mosca y gusanos de la harina. Por esta razón se ha visto la necesidad de disponer de Reglamentos y Leyes que regulen defi-nitivamente esta situación. En diciembre de 2015 la Agencia Española de Consumo, Se-guridad Alimentaria y Nutrición publicó el nuevo Reglamento (UE) 2015/2283 del Parlamento Europeo sobre los denominados “nuevos alimentos”, entre los que se encuentra los insectos y ar-trópodos en general. Este Reglamento será de aplicación obliga-toria a partir del 1 de enero de 2018 en todos los miembros de la Unión Europea. Por otra parte, la Comisión Europea solicitó a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) la revisión de los riesgos asociados con el consumo de insectos y su producción para alimentación humana y animal. En el informe emitido por la EFSA se presentan los poten-ciales riesgos asociados a los insectos “de granja” usados como alimentos y piensos. El informe concluye recomendando que es necesario iniciar investigaciones en aspectos relacionados con el consumo humano, consumo animal, bacterias, virus, parásitos, priones, alérgenos, riesgos químicos, impacto del procesado, así como impacto medioambiental de los sistemas de producción de insectos18. Este informe se puede consultar en el siguiente enlace: http://www.efsa.europa.eu/sites/default/files/scientific_out-put/ files/main_documents/4257.pdf INSECTOS Y ALIMENTACIÓN EN CASOS DE CONFLICTO BÉLICO Como señala Arcarazo, la alimentación de los soldados en campaña ha sido tradicionalmente un problema bastante com-plejo y uno de los principales problemas logísticos al que se han enfrentado los ejércitos de todos los tiempos. Esta situación se acentúa en situaciones bélicas graves, por la falta de recursos en los territorios devastados por los combates y la lejanía de las líneas de aprovisionamiento19. En la actualidad cabe la posibilidad, aunque remota, de que ocurra un desastre nuclear limitado o total, y la necesidad obli-gue a aceptar dietas raras, extrañas o desconocidas. Se ha pos-tulado que, en una guerra nuclear total, la radiación y el cambio climático que ésta produciría dejarían la atmósfera de la Tierra muy afectada y posiblemente la especie humana y el resto de se-res vivos del mundo sufrirían los efectos de un invierno nuclear. Los supervivientes deberían realizar la reconstrucción de las in-fraestructuras del planeta en unas condiciones muy difíciles. La flora y la fauna estarían afectadas por múltiples mutaciones; la lluvia radiactiva contaminaría todos los objetos expuestos a la intemperie, entre ellos el aire, el agua y los alimentos, entre otras graves consecuencias. Se sabe que los insectos resisten las inclemencias adversas con relativa facilidad, incluyendo algunas radiaciones ionizan-tes, por ello sería interesante analizar la posibilidad de adaptar esta dieta a las fuerzas armadas para casos especiales y emer-gencias. En caso de conflictos bélicos el fallo generalizado de la logística y de la producción de alimentos tradicionales, obligaría a aprovechar los recursos que la naturaleza pone a nuestra dis-posición, uno de ellos, los insectos. Creemos que estos animales, serían fáciles de criar y cultivar en granjas a pequeña o a gran escala, fáciles de transportar y de conservar en raciones y, desde luego, con una gran riqueza en principios inmediatos, sobre todo proteínas, además de minerales y vitaminas. Podría representar una buena fuente alimenticia para la subsistencia de grupos o población superviviente. CONCLUSIONES La ingesta de insectos y otros artrópodos es cada vez mayor en países en los cuales este tipo de comida era desconocida o repudiada, en general, como en los países de la Unión Europea. La ingesta de este “nuevo alimento” requiere un estricto con-trol higiénico y sanitario por parte de la administración, desde la cría del insecto hasta que llega al consumidor. Los artrópodos pueden sustituir a los alimentos tradiciona-les en casos de carestía ocasional, ante sequías, conflictos bélicos, hambrunas, etc. en diversas partes del mundo. La cría de insectos y otros artrópodos en granjas bien con-troladas garantiza una gran fuente de proteínas de alto valor biológico y relativamente baratas para alimentación humana y animal.


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