EDITORIAL - Medicina de Urgencias en Operaciones, un anhelo de la Sanidad Militar

REVISTA SANIDAD FAS ENE MAR 2018

Sanid. mil. 2018; 74 (1)  5 EDITORIAL Medicina de Urgencias en Operaciones, un anhelo de la Sanidad Militar Sanidad mil. 2018; 74 (1): 5-6, ISSN: 1887-8571 Es incuestionable, salvar la vida de una persona amenazada de muerte con un proceso patológico reversible y tiempo depen-diente pero evitable, ha sido una realidad a partir de la decisión de sacar la medicina a la calle. Esto, unido a la aplicación de una serie de técnicas y maniobras salvadoras de la vida, ha permitido que con un correcto despliegue, un buen dominio de la técnica y unos medios de comunicación e información adecuados, se eviten más de un cincuenta por ciento de las muertes que ocurrían antes de llegar al hospital. Acuñándose así el término de “muerte evitable”. Esta actividad tiene a nivel general, de facto, un cuerpo doc-trinal y formativo, que aunque no refrendado como especialidad médica, sí armoniza y establece unos estándares mínimos refe-rentes a la formación del personal, competencias, escenario de actuación y dotación de medios materiales necesarios, y se lleva a la práctica, como siempre, porque la realidad se impone; el responsable político ve que el apoyo a esta actividad es rentable. Las Instituciones de Emergencias son las más valoradas por el ciudadano que vive esta situación, y percibe su eficacia gracias al esfuerzo de los profesionales que se dedican a esta dura, atracti-va y gratificante actividad médica. Si esto es válido en la vida civil, y se ha demostrado tremen-damente eficaz, cómo no va a ser válido e imprescindible en el medio militar, donde a la problemática estrictamente médica se suma el medio hostil, el aislamiento y el condicionamiento tác-tico. Es un error pensar “soy médico, que me traigan al herido”, cuando la eficacia que demuestran en su actuación las institu-ciones de emergencia, que trabajan en la calle llevando el trata-miento al herido, es incontrovertible, y supone por ello una grave responsabilidad no hacerlo. Si esto no fuera cierto no existirían los sistemas de emergencia. Nadie paga por lo que no le es útil. Ya en 1907 el primer Inspector Médico D. José Martínez de-cía: «Los médicos militares necesitan poseer con la mayor exten-sión, determinados conocimientos que no se pueden estudiar en las facultades de Medicina, …». Y concluye: «lo referido, que debe conocerse perfectamente, demuestra que constituye una especiali-dad el ejercicio de la Medicina Militar y una vulgaridad lo que se oye con demasiada frecuencia a ciertos elementos directivos: los médicos a los hospitales». Pareciendo lógica la afirmación, la realidad, en cuanto a su aplicación hasta hace poco, aunque sabida, se quería obviar en nuestros Ejércitos y Armada, pues se valoraba más el día a día y la realización de otras actividades que, si bien necesarias, pue-den ser asumidas por personal no necesariamente militar. Si hay algo que desde mi punto de vista no se puede externalizar es “el Teniente médico y la Sección de Sanidad”. Cuando la situación es real y de conflicto armado. Cuando el tiempo que se tarda en iniciar el tratamiento al herido y el desconocimiento técnico van a favor de la muerte y a la pérdi-da del hombre, elemento fundamental del combate, la falta de conocimiento militar llevan al fracaso de la misión, y la mala o escasa instrucción militar del personal sanitario aumenta su vul-nerabilidad pudiendo llevarlo incluso a una muerte “evitable”. No es menos cierto que en las Urgencias de los hospitales, clínicas, centros de salud o formaciones sanitarias de trata-miento se necesita personal que sepa enfocar la urgencia real de manera adecuada, con una formación específica y acorde a lo que se van a enfrentar. Seleccionado el personal, -“no todo el mundo sirve para esto”-, con titulación única regulada y dife-renciada, y no personal procedente de distintas especialidades y con formación heterogénea, que siempre va a tener un en-foque distinto según su procedencia y que pueden abandonar la actividad de las “urgencias” por muchos y variados moti-vos, lo cual supone la pérdida de un “capital” en personal y conocimientos difícil de conseguir. Pero en definitiva y como resumen, lo más importante es que sepa llevar la tranquilidad a un paciente que se encuentra en un momento difícil, trate y encamine bien su proceso patológico y transmita a la sociedad la sensación de “confort” que conlleva el saber que las cosas funcionan y se está en las “mejores manos”. Si hablamos de medicina de urgencias y emergencias parece que lo hacemos sobre dos cosas distintas. La Urgencia “en el hospital” y la Emergencia “fuera del hospital”. Además podría-mos discutir ¿qué es emergencia?, ¿qué es urgencia?, ¿qué es gra-vedad?, ¿qué es situación crítica?, ¿qué es urgencia real?, situa-ciones algunas no bien definidas y discusiones más semánticas y de “salón” que prácticas. En realidad la “medicina de urgencias y emergencias” es un concepto que todo el mundo, profesional o no, tiene interiorizado, pero que pocos saben explicar y que for-ma un todo, urgencia y emergencia, que se centran en la atención a un paciente, por lo general con un proceso patológico grave, de aparición brusca o con un empeoramiento de una situación pre-existente, que abarca desde que se produce el evento hasta que el sujeto queda ingresado en un servicio hospitalario o pasa a la situación de alta médica, si se ha resuelto su problema. Hasta hace poco, y por motivos que no me corresponde ana-lizar, la especialidad básica en las FF. AA. era la de Médico de Familia, situación sin duda similar a lo que ocurría en la acti-vidad sanitaria civil, sin tener presente que para nosotros es la emergencia médica, en todas sus facetas, una de las principales áreas de actuación y la resolución exitosa de ésta nuestra princi-pal preocupación. Existía una creencia basada en el error de suponer que, por ser médico militar se tenían una serie de conocimientos que “ve-nían de serie”, pero la realidad era bien distinta: la falta de una formación específica exigida a nuestros profesionales que se de-doi: 10.4321/S1887-85712018000100001 dicaban a este desempeño.


REVISTA SANIDAD FAS ENE MAR 2018
To see the actual publication please follow the link above