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en él, é dixo luego á su madre Doña Inés Lasa: “Señora, sabed que este vuestro fijo por armas ha de subir á grande estado, é usando armas é caballeria ha de ser muy famoso, é muy honrado Caballero, é por ellas ha de ser el mayor ome, é mas honrado que ovo jamás en su linage”» (42). En 1403 hubo un cambio en el estatus de nuestro protagonista. Debido a las quejas que recibía el rey de los daños que causaban unos corsarios, le encomendó a Pero su solución. Entonces este se hizo a la mar, al mando de dos galeras y una nao, llevando «… fasta treinta omes de armas, Fidalgos de su edad, valientes é recios, muy bien armados: que non podian en las galeras ir mas; sin otros que levaba una nao que le dió el Rey, la qual levaba Pero Sanchez de Laredo» (52). Omitimos las incidencias ocurridas a continuación en su acción en Berbería, hasta que de regreso a Cartagena le llegó la noticia de que unos contrarios al rey, llamados Juan de Castrillo y Pero Lobete, habían matado al caballero Diego de Rojas (5). Entonces, el primero de ellos «… era fecho Cosario, é andaba por la mar robando á quantos podia con una galera que le diera Juan Gonzalez de Moranza, un Caballero natural de Castilla que vivía en Napol: é andaba en conserva del otro Cosario, que llamaban Armaynar, con otra galera» (56-57). Pero Niño salió en su busca al cabo de Palos, de allí pasó al cabo de Martín, luego a Branes (¿Blanes?; si es así, debería ir detrás de Barcelona), Barcelona y Sant Feliu de Guíxols, hasta que tuvo noticias de que andaban cerca de Marsella. Esta ciudad portuaria era la sede del papa Benedicto ― sin duda el antipapa (1394-1423) Benedicto xIII (1328-1423), conocido (5)  «… sucedió que un caballero que se decia Dia Sánchez de Rojas, que era del bando del Arzobispo de Santiago y de su partida, viniendo de caza un cuarto de legua de Burgos, salieron á él dos caballeros armados, que eran Pero Lobote é Juan del Castillo, que andaban en casa del duque de Benavente, é mataron á Dia Sánchez de Rojas, sobre lo cual entre los dos bandos hubo muy gran revuelta aquel día en la ciudad, poniéndose todos á punto de guerra, é quiso Dios que no hubo sobre ello más muertes, aunque todos se escandalizaron del duque de Benavente por ser de su casa los que mataron á Dia Sánchez de Rojas, que tuvieron muy gran temor que si el duque de Benavente fuese tutor que prosiguiera lo que comenzaba, que era matar caballeros sin temor del Rey ni su justicia. Por lo cual todos los Procuradores del reino que estaban en las Cortes determinaron de tomar otro acuerdo en el regimiento é gobernación del reino, é fué este: que se guardase el testamento del Rey don Juan, segund é como en él decían que fuesen seis tutores, que eran estos: el marqués de Villena, el Arzobispo de Toledo, el Arzobispo de Santiago, el Maestre de Calatravay don Juan Alonso de Guzman, conde de Niebla, é Juan Hurtado de Mendoza, é que sobre todos no hobiese ningún añedido. E questos solos, con los seis Procuradores de las ciudades, rigiesen é gobernasen el reino, y luego el Rey don Enrique mandó que se cumpliese é guardase ansí, conforme al testamento de su padre, sin que fuese añadido nengun tutor más de los seis que habemos dicho.» (Crónica del Rey Don Enrique Tercero… copiada por Pedro Barrantes Maldonado, Madrid, 1868, pp. 35-36; https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=10075554 70 SUPLEMENTO N.º 27 A LA REVISTA DE HISTORIA NAVAL. Núm. 140


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