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EL SOCORRO DEL MALUCO «los socorros de Terrenate que en el tiempo de la guerra con el Holandés no se podían enviar sino con refuerzos de armadas, en este de paz se conducen en cualesquiera bajeles, como son los champanes y en toda la Monarquía se goza de esta seguridad pues sus mayores corsarios eran los holandeses de quienes se ven hoy libres» (71). Aunque el peligro disminuyó, no desapareció del todo, ya que las embarcaciones españoles seguían expuestas al riesgo de ataques, ahora procedentes de los pueblos locales (ternates, mindanaos y camucones). Así las cosas, en 1658, ante la persistencia de tales ataques, el gobernador de Filipinas, Sabiano Manrique de Lara, ordenó que el Socorro dejase de estar integrado exclusivamente por naos de carga (72). El 11 de diciembre de 1662 partió del puerto de Cavite el último socorro del Maluco, con el objetivo de retirar las fuerzas españolas del archipiélago (73). La amenaza del pirata chino Koxinga, y el temor a una invasión de Manila, fue la excusa perfecta para que el gobernador Manrique de Lara ordenase el desmantelamiento de los fuertes de las Molucas y la evacuación de población española allí presente, librando definitivamente a la hacienda de Filipinas de su costoso mantenimiento. Conclusión Al igual que el galeón de Manila hizo posible el mantenimiento del dominio español sobre Filipinas, el socorro del Maluco (o socorro de Ternate) permitió el control español sobre las islas Molucas. Durante las casi seis décadas que duró la presencia española en estas islas, desde la expedición de conquista de Pedro de Acuña, de 1606, hasta la última partida de 1662, siempre hubo una flota que desde Filipinas navegó hacia las Molucas para dotar de los recursos necesarios para su defensa a la por entonces frontera meridional del imperio español en Asia. Esta ayuda fue vital para la conservación de unos fuertes que, pese a su alto coste de mantenimiento ―a efectos tanto económico como humanos―, tuvieron una gran importancia estratégica, al conformar una primera barrera de contención ante la agresiva expansión colonial holandesa, protegiendo y evitando la llegada de más barcos holandeses a las islas Filipinas. La buena organización de esta flota permitió superar las grandes dificultades a las que se debía enfrentar en cada viaje, (71)  Archivo de la Provincia del Santo Rosario de Ávila, Documentación Diversa 4, f. 283. Parecer del Licenciado D. Salvador Gómez de Espinosa, del Consejo de Su Majestad, sobre tomar resolución en las novedades que ha introducido Cachil Zayde, Rey de Tidore, auxiliando a los rebeldes del rey de Terrenate. Manila, 1654. (72)  AGI, Filipinas 52, N.3. Confirmación de encomienda de Bacnotan, etcétera, 9 de octubre de 1666. (73)  AGI, Filipinas 53, N.2. Confirmación de encomienda de Majayjay, etcétera, 13 de noviembre de 1666. Año 2018 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 29


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