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LUIS NEGRO MARCO soltera. y tal fue su compromiso con la expedición médica española que, una vez llegados a México, en su empeño de seguir ayudando al doctor Balmis dejó a su hijo allí, confiándolo al cuidado de unos religiosos, para continuar con las vacunaciones en Filipinas. Terminada la campaña filipina, el doctor Balmis continuó hacia Macao y Cantón, mientras que Isabel Zendal, a bordo del Magallanes, regresaría el 14 de agosto de 1809 a México, donde se reencontró con su hijo, Benito, para establecerse allí con él definitivamente. De la entrega de Isabel Zendal durante la expedición escribió el propio Balmis en su informe al ministro español Caballero: «El excesivo trabajo y rigor de los diferentes días que hemos recorrido, le hizo perder su salud, mas, infatigable, noche y día, ha derramado todas las ternuras de la más sensible madre, sobre los veintidós angelitos que tiene a su cuidado, como lo hizo desde La Coruña, en todos los viajes, asistiéndolos en sus continuadas enfermedades» (24). Ni ella ni su hijo regresarían nunca a España. Sus huellas se pierden en Puebla de los Ángeles, donde muy probablemente Isabel continuó con su labor de enfermera y asistente en la vacunación, pues actualmente la escuela de enfermería de esta ciudad mejicana lleva su nombre, al tiempo que el premio nacional de enfermería de México recibe, en su honor, la denominación de «Premios Cendala Gómez». Los «niños de la viruela» Pero la parte más desconocida y conmovedora de esta admirable historia sigue siendo la de los «niños de la viruela», aquellos veintidós pequeños huérfanos que salieron del puerto de La Coruña y en cuyos cuerpos, portadores de la vacuna, alentaba la promesa de un mundo mejor. Uno de ellos murió de enfermedad durante la travesía y jamás pudo llegar a América (25). Balmis no se olvidó de ellos, y en repetidas ocasiones dirigió instancias al ministro español José Antonio Caballero en solicitud de los beneficios que se les habían prometido, así como de su repatriación a España; sin embargo, las autoridades locales en América hicieron oídos sordos a estas demandas y la (24)  DíAZ DE yRAOLA, Gonzalo: La vuelta al mundo de la Expedición de la vacuna (1803-1810). Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Escuela de Estudios Hispano- Americanos, Sevilla, 1948. En 2003, coincidiendo con el bicentenario de la expedición, el CSIC hizo una reedición facsimilar que incluía una traducción al inglés de la obra debida a Catherine Mark, asimismo editora de esta. (25)  Sobre la vida de aquellos veintidós niños procedentes de orfanatos de Madrid, Santiago de Compostela y La Coruña destaca la reciente novela de María Solar ―obra a la que hacemos referencia en este artículo― Los niños de la viruela (Os nenos da varíola en su versión original gallega, editada por Galaxia), publicada por Anaya. Anteriormente, en 2014, el escritor Javier Neveo también había abordado este tema en Los niños de la vacuna, publicado por la editorial Pirineos. 60 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 140


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