Page 79

REVISTA EJERCITO ESPAÑOL 925

Documento  /  79 El nacimiento de una nueva especialidad fundamental es un hecho trascendente y muy infrecuente en la organización del Ejército, que ha venido precedido de un análisis meticuloso y sumamente meditado. Los que tenemos la fortuna de participar en este momento tan singular estamos convencidos de que nuestra responsabilidad está firmemente ligada al reto de construir, de abajo hacia arriba, la unidad de acción necesaria entre las unidades del ejército dotadas con medios aéreos, encuadradas tanto en la Fuerza como en el apoyo a la Fuerza, y ser capaces de desarrollar y materializar todas las expectativas que se han depositado en nosotros para consolidar la Aviación del Ejército de Tierra en un plazo de tiempo muy corto. No ahorraremos esfuerzos para conseguirlo. También somos y nos sentimos depositarios de la tradición en el empleo de medios aéreos en el Ejército de Tierra con una finalidad militar que se remonta al 14 de noviembre de 1792, cuando se realizaron en el Real Colegio de Artillería de Segovia una serie de pruebas en un globo aerostático, para mejorar la defensa de una plaza sitiada, que concluyeron con una demostración ante el rey Carlos IV. Esta evolución se consolidó en 1909 mediante la creación del Servicio de Aerostación del Ejército, cuya gestión pasó del Arma de Artillería a la de Ingenieros y, posteriormente, en 1913, se encauzó a través del Servicio de Aeronáutica Militar, directamente dependiente del ministro de la Guerra con sus dos ramas, aerostación en Guadalajara y aviación en Cuatro Vientos. La aviación del Ejército de Tierra es, por consiguiente, heredera de sus esforzados pilotos y tripulantes pioneros de Tafersit y Tifaruin, y de todas las acciones aéreas que tuvieron lugar en el desembarco de Alhucemas, donde además hubo apoyo de la entonces recién creada (en 1917) Aeronáutica Naval y está indisolublemente vinculada en origen con nuestro Ejército del Aire, creado en 1939, con el que mantenemos en la actualidad una provechosa e intensa relación de trabajo y unos lazos de compañerismo y cooperación cotidianos. La denominación de «Aviación del Ejército» como una especialidad o arma diferenciada responde a un patrón común en el ámbito internacional que se inició en 1983 con la creación del Army Aviation en los Estados Unidos de Norteamérica. Previamente, las primeras unidades aéreas del Ejército de Tierra estadounidense se habían empezado a constituir en plena Segunda Guerra Mundial, en 1942, y estaban ligadas a la observación de los fuegos de artillería. Tras las lecciones aprendidas de las cuatro décadas siguientes, en la guerra de Corea y, sobre todo, en la guerra de Vietnam, la decisión de crear el arma de Aviación del Ejército se adoptó como resultado de la necesidad de integrar en las operaciones terrestres, de forma permanente, unidades aéreas dotadas de nuevos helicópteros armados y nueva doctrina que incluía unidades de helicópteros como unidades de combate. Asimismo, esa decisión se fundamentó en la racionalización del empleo de unas tripulaciones cada vez más especializadas y de unos recursos materiales muy costosos, a los que han incorporado recientemente los RPAS. Un recorrido muy similar fue el que se llevó a cabo en Francia, primer país europeo en emplear las unidades de helicópteros del arma de Aviación Ligera del Ejército de Tierra, ALAT, inicialmente en Indochina y de forma masiva en la guerra de Argelia (1954-1962), donde llegó a disponer de 400 aeronaves. Francia creó el ALAT en 1993 por razones análogas a las de EE.UU., que son además las que han llevado a la mayor parte de los ejércitos de países aliados, como Alemania, Italia o Reino Unido, a adoptar las mismas, o muy parecidas, soluciones de organización. En España no partimos de cero, ni mucho menos. La creación hace 52 años de las primeras unidades de Aviación Ligera y de la Unidad de Helicópteros XI para Cuerpo de Ejército, origen de las fuerzas aeromóviles del Ejército de Tierra, con todo su brillante historial, nos sirven de referencia y nos proporcionan el bagaje necesario para encauzar los nuevos cambios y no perder de vista que todo lo aprendido en este tiempo tendrá reflejo y continuidad en el futuro. Tenemos la ventaja de ser herederos de un pasado del que nos sentimos particularmente orgullosos y nos debemos a los sacrificios de los que nos precedieron, especialmente el de los 55 militares que durante este medio siglo han entregado su vida en acto de servicio en las unidades de las FAMET. Sabremos ser sus dignos sucesores y, por ello, los que tenemos el privilegio y la responsabilidad de impulsar los primeros pasos del Arma de Aviación del Ejército de Tierra estamos unidos y comprometidos en este esfuerzo común, para dotarnos de una aviación a la vanguardia de nuestros aliados y a la altura de la tradición militar de nuestro Ejército, con la única razón de ser el prestar el mejor servicio a España.■ Siempre al servicio de España


REVISTA EJERCITO ESPAÑOL 925
To see the actual publication please follow the link above