TEMAS GENERALES El Jaime I desde la aleta. (Colección Juan Escrigas). había cumplimentado sin novedad, informó, y la columna había dejado el lugar de la ejecución inmediatamente después, evitando cualquier comunicación o contacto con las fuerzas aliadas. El efecto en la población había sido sorprendente: en el regreso a los pantalanes de Kabatach muchos turcos acompañaban a la columna en su marcha, gritaban y abrazaban a los marineros; y algunos, incluso, daban vivas a España. había sido algo extraordinario, comentó el oficial, orgulloso y, ciertamente, encantado de haber salido airoso de semejante trance. El comandante le dio las gracias, volvió a su cámara y pidió la cena. ya está hecho, pensó. Únicamente con las presentaciones protocolarias y recepciones de los primeros días, había tenido la presencia del barco en Constantinopla algún protagonismo fuera del ámbito de la comunidad sefardita. Ahora esa presencia era notoria para todos. Desde luego, las relaciones con los mandos aliados no iban a ser las mismas, pero no le importaba mucho. Aunque siempre correctos, en el fondo no habían sido muy considerados con el Jaime, en particular, al postergarle a un fondeadero lejano, tras un número casi ofensivo de cambios previos. Le inquietaba más enfrentarse a la reacción de la cadena de mando nacional, pues no cabía esperar mucha comprensión a su iniciativa desde la villa y Corte. Era un riesgo que no había pasado por alto al tomar la decisión, consciente de que podía costarle el mando. Bueno, se consoló, regresar a España en el Orient Express sería toda una experiencia, de ser cierto lo que contaba Manolito Calderón, que había disfrutado el viaje de ida al incorporarse al barco días atrás. Se sentó a cenar; ahora tocaba enfrentarse sosegadamente con la sopa que, ciertamente, disfrutó. La digestión de las dos cenas siguientes sería un poco 426 Abril
REVISTA GENERAL DE MARINA ABRIL 2018
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