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RGM MAYO 2018

VIVIDO Y CONTADO lista para arriar el aparejo real de la cabria. Tras muchos esfuerzos por el gran peso del cuadernal y el aumento de la mar que hacía que el movimiento en superficie se trasladase al fondo, se procedió a templar el aparejo y, al comprobar que todo estaba en orden, se continuó virando hasta despegar del fondo sin novedad, por lo que se siguió con el levantamiento. En ese momento se produjeron dos grandes estrechonazos que hicieron pensar en el fracaso de la operación, pero el barco seguía suspendido, por lo que se mantuvo el lento izado del pecio hasta que apareció en superficie el famoso rectángulo con sus lados largos totalmente deformados —como se puede apreciar en la primera fotografía que aparece en este artículo— y, colgando de él, venía la V-20 íntegra. Quinta fase: traslado Se levaron los dos fondeos que mantenían en posición la cabria y se comenzó la navegación hasta el varadero, que se encontraba a unas tres millas al sur, con lentitud y muchas precauciones pues, además de la complicada maniobra, había fuerte viento de levante, que hacía que la mar batiera con fuerza contra la cabria y barco. Y, por si fuera poca la preocupación, salió en esos momentos del puerto de Gibraltar un buque de pasajeros de considerable tonelaje que fue aumentando su velocidad hasta producir un oleaje que nos hizo temer una vez más que todos nuestros esfuerzos iban a acabar de nuevo en el fondo. Afortunadamente, se superó el mal momento y, tras una navegación que se hizo eterna, se arribó al varadero, donde esperaba un nuevo contratiempo que hizo preciso arriar la maniobra hasta depositar el barco en el fondo. Aunque la dársena no estaba en servicio, se había avisado con antelación de la intención de llevar allí a la V-20, aunque no sirvió de nada, pues el panorama que se encontró fue el siguiente: el carro en el que había que depositar el barco no corría hacia abajo porque sus raíles contenían taludes de fango y piedras, que fue necesario limpiar, y además carecían de tope en su extremo sumergido, por lo que se balizó dicho final, así como el extremo inferior del carro, para evitar que se saliese una vez el estuviese la embarcación encima. Sexta fase: puesta en seco El día 11 se comenzó aligerando la maniobra para separar el rectángulo del barco y depositarlo, de momento, en el fondo. A continuación, y una vez sumergido todo el carro sobre sus raíles y comprobado que su balizamiento y el de los raíles eran correctos, se preparó la maniobra para suspender de nuevo la embarcación, ahora ya sin rectángulo, y depositarlo encima del carro. Una 738 Mayo


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