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RGM MAYO 2018

RUMBO A LA VIDA MARINA la criatura a cuya sombra todos los vertebrados poblaron la tierra de la Tierra. El tema es tan fascinante y asombroso que dejaría hueca aquella prédica que no recuerdo quién dedicó a don Rodrigo Díaz de Vivar cuando le mostró las maravillas de su destino: «Cosas tan raras veredes, mío Cid, que farán fablar a las piedras». Pues sí, por inverosímil que parezca, a la fecha de hoy contamos con otro pez Crosopterigio vivo, el celacanto, Latimeria chalumnae, que asombró al mundo cuando en 1938 unos pescadores lo subieron en sus redes en la desembocadura del río Chaluma en Sudáfrica. La noticia no era para menos: «Un primitivo pez, que se daba como extinguido desde hace más de 300 millones de años, ha reaparecido en el Índico». Pero cuando llegó el tío Paco con las rebajas, una gran desilusión se adueñó de los amantes de la emociones fuertes porque en las costas de Madagascar no eran raras las capturas de celacantos ni tampoco en cualquier chiringuito malgache la degustación de unas buenas croquetas de latimeria a la andaluza. Y mayor desilusión aún: el actual latimeria es un descendiente de un tronco de celacantos de agua dulce, el relicto de aquel pez que hace 300 millones de años hacía excursiones por la tierra entre una charca y otra con unas aletas que parecían esbozos de patas luchando contra la desecación y que regresó a la mar para vivir a varios centenares de metros de profundidad, y de allí no se mueve y, encima, se ha olvidado de El único Crosopterigio vivo, el celacanto, Latimeria chalumnae. Cuando se pescó el primero en 1938 en la costa de Sudáfrica, la noticia dio la vuelta al mundo. Había reaparecido un pez «con muletas» que se creía extinguido desde hacía 300 millones de años. (Foto conseguida por el autor en el Museo de Ciencias Naturales de Viena). 2018 667


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