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Revista Ejército 927

tras ataques de la aviación republicana. Solo un barco no había regresado al puerto de origen: el Castillo Olite. Comenzó una búsqueda frenética, órdenes directas de Franco daban la máxima prioridad y urgencia a la búsqueda del Olite, una búsqueda en la que la posibilidad de que el barco hubiera sido hundido por las baterías de costa republicanas nunca fue contemplada. Para el Mando, esta era sin duda la peor de las opciones que se podrían haber dado. No será hasta la noche del día 10 de marzo cuando en el cuartel general de Burgos se reciba la primera noticia del hundimiento del Olite. Se trata de una escucha realizada a radio Moscú en la que informa de lo ocurrido en la mañana del día 7 de marzo. Sin embargo, el cuartel general de Burgos estimó la noticia como un infundio y una falacia. La auténtica verdad no se supo hasta la entrada de las tropas nacionales en Cartagena, cuando se dio a conocer oficialmente, el 23 de marzo, 16 días después del hundimiento, mediante un comunicado oficial que daba cuenta, escuetamente, del hundimiento del Castillo Olite en la entrada de Cartagena, cerca de Escombreras, en acción de guerra. En el comunicado se reconoce el hundimiento del Olite pero no se admiten los casi 1.500 muertos y 350 heridos. LAS CAUSAS DE LA TRAGEDIA 1. El error en la preparación y planeamiento 66  /  Revista Ejército nº 927 • junio 2018 del desembarco en Cartagena: no se valoraron los peligros que suponía mandar a dos batallones de infantería a un desembarco sin información de la situación y las precauciones mínimas. 2. La falta de información sobre la base naval de Cartagena: debido a la insistencia de los sublevados de que el control de las defensas de la ciudad y, más importante, sus baterías de costa, estaba garantizado, lo que después se demostró que era falso, no se abortó con tiempo suficiente la operación de desembarco. 3. Los breves plazos: había que actuar con la máxima urgencia; la sublevación fue débil y confusa desde el principio y por ello necesitaba ser reforzada inmediatamente, lo que provocó que el convoy fuera organizado precipitadamente y, sobre todo, que se fueran enviando hacia Cartagena los barcos según se iban llenando de tropas, sin protección, incluso sin radios, en peligro de ser atacados por aviones, submarinos o por barcos de superficie, dado que navegaban frente a costas hostiles y la flota republicana que, en cualquier momento podría haber virado y dirigido hacia la flota nacional. 4. La falta de comunicaciones: parece increíble que nada ni nadie hubiera podido impedir la navegación del Olite. 5. La falta de mando y control: la disparidad de criterios sobre la organización y desarrollo de esta operación de desembarco, incluso debido a que algunas de las órdenes recibidas fueron contradictorias o confusas. El almirante jefe de la Armada emitió una orden de operaciones confusa y carente de precisión sobre el enemigo para evitar que los buques se arriesgaran a acercase a Cartagena, sin mención alguna de la amenaza de las baterías de costa. Homenaje a los fallecidos, tres años después de la tragedia, junto al mástil que emerge del agua


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