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Revista de Historia Militar 123

ACADEMIAS MILITARES DEL SIGLO XIX: LAS COMPAÑÍAS DE... 23 De cuatro y media a cinco y media rezaban el rosario y descansaban, dedicándose a continuación al estudio privado hasta las siete. En esta hora se iniciaban una especie de conferencias hasta las ocho y media en que iban a cenar, para tocar silencio a las diez. En verano, los horarios eran similares de modo aproximado aunque adelantados una hora. Al final de cada mes se celebraban unos exámenes, denominados particulares, de todas las materias aprendidas hasta la fecha, con presencia de todos los oficiales del establecimiento. El objetivo era preparar a los Distinguidos para los exámenes públicos, que luego se tratarán, estimularlos y proporcionar notas.14 Cada cuatro meses se verificaba un examen público de todas las materias, presidido por el Capitán General o el Jefe superior que designase, al que asistían como examinadores un Jefe o Capitán de cada arma del ejército y además un oficial de infantería como secretario, todos nombrados por el mismo Capitán General. Se constituían en Junta de examen para redactar la relación de aprobados con sus notas en una escala de mayor a menor como propuesta al Inspector para el ascenso. Las calificaciones en las distintas materias eran de sobresaliente, bueno, mediano y atrasado. Se admitían solo las de sobresaliente y bueno en las materias de ordenanza y táctica, permitiendo “la de mediano para las demás materias” y, por supuesto, en ninguna la de “atrasado”. Además de estas notas, al Inspector General de Infantería se le enviaban otras que expresaban la robustez, la conducta y el amor al servicio. Sobre todo estas dos últimas eran importantes, puesto que no serviría la instrucción que adquiriesen: “si no reúnen a ella (la instrucción) un comportamiento sin tacha, sobre lo que no se tendrá ninguna clase de contemplación ni disimulo, haciéndoles conocer desde un principio que en estas compañías están sujetos como en cualquiera otra del ejército a todo el rigor de las leyes militares”. 2.5. La puesta en marcha de las Compañías de Distinguidos Uno de los principales problemas debió ser la consecución de un edificio para la enseñanza y acuartelamiento de los Caballeros Distinguidos. Los cuarteles existentes no eran muchos y no se disponía de instalaciones adecuadas para esa misión. Tampoco era bueno que compartieran alojamiento con las unidades del Ejército, pero a pesar de ello los Capitanes Ge- 14  Se verificaban por medio de tarjetas en las que estaban escritas las preguntas. Después de barajadas y extendidas sobre una mesa, debían sacar tres cada alumno y contestarlas. Revista de Historia Militar, 123 (2018), pp. 23-42. ISSN: 0482-5748


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