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EJERCITO TIERRA 928

La artillería norteamericana abre fuego sobre El Caney general español: «En aquel día, aquel gigante, el general Vara de Rey, vio cómo morían junto a él un hermano y un sobrino y lo que podía serle mas ingrato, perdía su bandera, más ni por un instante se abatió su espíritu de acero. Herido dos veces, junto con apenas 60 hombres que quedaban en pie, resto último de sus fuerzas, se incorporó en la camilla para decir “¡Fuego, muchachos!” justo antes de que le segaran la vida. Cayó como un titán dominado por la muerte, pero aún le quedaron fuerzas para gritar entre los estertores de la agonía, levantando su espada al cielo: “Fuego y viva España”». La heroica defensa de El Caney, junto con la también heroica de San Juan, detuvo el avance enemigo, causándole cuantiosas bajas y restándoles moral. Los norteamericanos hubieron de desistir de tomar la ciudad de Santiago de Cuba por tierra, confiando su rendición al bloqueo naval. En las filas norteamericanas no se volvió a hablar de la «inferioridad de la raza española», como alardeaba la propaganda americana para aumentar la moral de sus fuerzas. 110  /  Revista Ejército nº 928 • julio/agosto 2018 Henry Cabot Lodge en su libro La guerra contra España escribe: «Los cañones abrieron fuego a las 06:30 de la mañana y necesitaron diez horas para tomar la plaza, los españoles no tenían artillería. Encerrados, desesperados y casi sitiados, se batían con tan tenaz coraje e indiferencia ante el peligro, que recordaban las históricas defensas de Zaragoza y Gerona». El sargento mayor Herbert Howland, que participó en el asalto a El Caney escribió posteriormente: «El valor de los españoles es extraordinario, mientras las granadas explotaban sobre la aldea o estallaban contra el fuerte de piedra, mientras que la granizada de plomo barría las aspilleras, cada trinchera, cada hueco, los soldados españoles tranquila y deliberadamente continuaron alzándose en sus trincheras y arrojándonos descarga tras descarga de fusilería. Su número no hacía mas que decrecer y sus trincheras estaban llenas de muertos y heridos, pero con una determinación y valor mas allá de todo elogio, resistieron durante 10 horas a fuerzas mas El Baler y El Caney marcaron la historia militar de finales del siglo XIX de tal forma que aún hoy en día son puestos de ejemplo en escuelas militares extranjeras, en particular en los EE. UU., como muestras del valor, determinación, espíritu de sacrificio, fortaleza y lealtad por encima de toda consideración de una unidad militar


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