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EJERCITO TIERRA 928

SECCIONES - OBSERVATORIO INTERNACIONAL UN NUEVO COMIENZO PARA IRAK Alberto Pérez Moreno. Coronel. Infantería. DEM. (R) La sorprendente, aunque estrecha, victoria de la Alianza Sairoon en las elecciones del 12 de mayo en Irak, llevó a su líder, Muqtada al-Sadr, al primer plano de la actualidad y a los iraquíes la esperanza de un nuevo comienzo. Sin embargo, la denuncia de la Misión de Naciones Unidas en Irak (UNMIS) de irregularidades en las elecciones, especialmente en Kirkuk y Suleimaniya1, y la posterior decisión del Parlamento de realizar un recuento electoral del 5 % —que no empezará hasta el 3 de julio—2 unido a la decisión del Tribunal Supremo de disolver la cámara el 30 de junio, ha llevado a Irak a una crisis política al crear un vacío constitucional. RESULTADOS DE LAS ELECCIONES IRAQUÍES Aunque la participación en las elecciones —44,5 %— ha sido la más baja desde 2005, la presentación de 7.000 candidatos para 329 escaños, y el hecho de ser las primeras elecciones libres tras la derrota de ISIS, les conferían un carácter histórico por la posibilidad de remediar los principales problemas iraquíes como son la corrupción y la inestabilidad por la polarización política y social entre chiíes y suníes. Los resultados oficiales —por el momento— indican que ningún bloque ha conseguido la mayoría necesaria para formar gobierno. La Alianza Sairoon de Sadr y el partido comunista ganó con 54 escaños; en segundo lugar, con 47 escaños, está la Alianza Fatah de Hadi al Amiri, uno de los líderes de las Fuerzas de Movilización Popular que fue jefe de la milicia chií Badr formada por Irán; y en tercer lugar figura la Coalición Nasr del exprimer ministro Haider al Abadi, con 42. Las listas sunitas suman 44 escaños, entre ellos 21 de la Alianza Al Wataniya del vicepresidente 112  /  Revista Ejército nº 928 • julio/agosto 2018 Iyad Alawi. El Movimiento de la Sabiduría del chií Ammar al-Hakim tuvo 19 votos y los kurdos del PUK y PDK sumaron 44. Un reparto de votos que indica que las distintas formaciones tendrán que buscar coaliciones para formar un gobierno estable. La victoria de Sairoon ha hecho que cobre relevancia Sadr, un clérigo chií populista y con aspiraciones de hombre de Estado que no puede ser primer ministro al no haberse presentado a las elecciones. Es verdad que Sadr parece haber dejado la política sectaria, ampliando su base electoral de las barriadas pobres de Bagdad y Basora al acercarse a suníes con un mensaje nacionalista de reconciliación, a la vez que manifiesta deseos de formar un gobierno «tecnocrático e inclusivo». El anunciado acuerdo entre Sairoon y Fatah primero, y posteriormente también con Nars, totalizaría 141 escaños, ya que incluye a Al Wataniya y el Movimiento de la Sabiduría. Pero para tener mayoría necesitarían otros 24 escaños y dado que los dos partidos kurdos, que suman 44 escaños, acogieron la alianza favorablemente, todo parece indicar que puede haber un gobierno de coalición estable al término de un recuento de votos que no parece pueda tener gran incidencia3. IMPACTO DE LAS ELECCIONES EN LAS RELACIONES EXTERIORES Un aspecto importante de las elecciones iraquíes es cómo afectarán al conflicto entre Erbil-Bagdad —pendiente de resolución en el Supremo iraquí—, y las repercusiones que pueden tener en un entorno regional tan complejo, especialmente en el conflicto Irán-Arabia Saudí, o en las relaciones con EE. UU., Turquía y Rusia.


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