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EJERCITO TIERRA 928

La artillería de campaña cuenta con sistemas de mando y control digitales que, además de resolver el problema técnico del tiro, facilitan el planeamiento y la coordinación de los apoyos de fuego 35 por sus características o ubicación, requieran una «mayor precisión» para asegurar su destrucción y se minimicen posibles daños colaterales. La munición cohete, junto con los avances en la munición cañón convencional (espoletas de guiado y mejoras en la balística de los proyectiles), hace que la precisión y el área que puede ser abarcada por acciones de fuego de artillería se haya incrementado enormemente. Con munición Excalibur de 155 mm, de guiado GPS, el error probable a 50 kilómetros es inferior a 2 metros. Ahora se está desarrollando una versión con guiado terminal láser, lo que permitirá batir objetivos en movimiento o no bien localizados, así como hacer frente a las interferencias que pueda sufrir el GPS. En cuanto a los cohetes, el sistema HIMARS tiene un error probable a 70 kilómetros inferior a 10 metros. Siendo importantes para la artillería los medios de lanzamiento y las municiones, es imprescindible un sistema cuyos dos componentes, los medios de mando y control y los medios de adquisición de objetivos, también se beneficien muy significativamente de los adelantos técnicos actuales. La artillería de campaña cuenta con sistemas de mando y control digitales que, además de resolver el problema técnico del tiro, facilitan el planeamiento y la coordinación de los apoyos de fuego, lo que optimiza su empleo y los integra plenamente con la maniobra. Es preciso en este punto del mando y control hacer una referencia al concepto de targeting, concepto que lo invade actualmente todo en operaciones y que algunos lo presentan como una novedad en la conducción del combate. Sin embargo, afirmo que no es nada nuevo. El targeting busca seleccionar los objetivos a batir de acuerdo con la idea de maniobra, y selecciona los medios a emplear para actuar sobre esos objetivos de acuerdo con las finalidades marcadas y las restricciones de empleo establecidas por el mando. ¿Y no es esto lo que la artillería de campaña ha hecho siempre con la gestión de objetivos en los elementos de apoyo de fuego? En efecto, en los órganos de coordinación de fuegos siempre se han valorado todas las posibles opciones para actuar sobre un objetivo, teniendo en consideración los efectos a conseguir sobre este y las limitaciones o restricciones que el mando imponga, incluida la valoración de daños colaterales. En esos órganos de coordinación se integran representantes de todos aquellos medios productores de fuegos de apoyo que pueden ejercer su acción sobre los objetivos. La gran importancia que tienen actualmente los posibles efectos colaterales ha impulsado el desarrollo de una metodología de estimación de daños que permite obtener datos objetivos de las consecuencias de una acción de fuego. Pero esto es lo que siempre ha realizado la artillería a través del desarrollo de las tablas de efectos, si bien la metodología actual proporciona una mayor capacidad de evaluación y discriminación. Sin embargo, el targeting se ha impuesto a nivel operacional, probablemente, debido a que la falta, por el momento, de medios artilleros con alcance suficiente ha hecho que no haya estado vinculado a la artillería, sino a fuegos aéreos y navales, obviando que con los actuales medios —proyectiles, unidades, formación y el personal de artillería— es en el ámbito terrestre donde se dispone de los medios adecuados, la experiencia y la capacitación para conducir el targeting en el nivel de mando que se requiera. Volviendo al sistema integrado artillero, el tercer componente está constituido por los sistemas de localización de objetivos, entre los que quiero destacar los radares y los medios aéreos tripulados a distancia o RPAS, imprescindibles cuando la distancia de empleo efectivo de la artillería de campaña se ve aumentada a 40, 50 o 70 kilómetros, como he indicado antes. Los RPAS han jugado un papel esencial en el reciente conflicto de Ucrania, asociado a la localización de objetivos, la observación y corrección del tiro de artillería y la evaluación de daños. Pero, una vez más, afirmo que estos medios no significan conceptualmente ninguna novedad. Ya en noviembre de 1792 se realizó en la Academia de Artillería de Segovia el primer vuelo de un globo aerostático con fines de observación del fuego artillero. Con la tecnología de hoy en día, es posible mantener una vigilancia en profundidad del amplio campo de batalla y recibir información en tiempo real de lo que está aconteciendo y poder actuar por el fuego si es preciso. En cuanto a las municiones, hasta ahora solo he mencionado la munición explosiva y el alcance hasta donde se puede emplear. Pero con medios de lanzamiento de artillería también se pueden emplear de manera flexible y oportuna otros tipos de cargas que, sin efecto destructor directo, sí pueden influir directamente en la capacidad de combate del enemigo. Entre las cargas no letales a disposición podemos contar con las tradicionales de humos, proyectiles iluminantes, pero también con proyectiles con cargas especiales (fibras de carbono, productos para inutilizar motores, compuestos químicos irritantes, sensores, etc.). Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de decidir el empleo de uno


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