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CARLOS PÉREZ FERNÁNDEZ-TURÉGANO traza, ni saben bien los toques, sin librea, y sin capas de servicio uniformes (…) Ygualmente se han presentado las Brigadas en el acto de la Revista sin Armas porque solo en su formacion en 1718 recivieron de los Almazenes algunas recompuestas que hoy son ynutiles enteramente (…) Este Cuerpo no tiene vanderas, no ha usado de Mochilas, y votines, ni de ollas para el rancho, ni los artilleros tienen sus estuches de compas, calibre, regla, esquadra, y nivel (…) En algunos de los sargentos, ó condestables y cavos no concurre la buena talla, el aseo, la aplicación, el zelo del cumplimiento de su obligacion ni las demas zircunstancias correspondientes a sus encargos (…) No ay en la tropa de este Cuerpo destreza, disciplina, subordinacion, obediencia ni respecto, y solo prebaleze una desmedida ambicion de los viages a la America (…) En los oficiales no se reconoze la mayor union, dezencia, y explendor, ni la mas zelosa aplicación a sus Brigadas para formarlas, y conserbarlas de hombres de buena estatura, aspecto, robustez…» (37). A esto cabe añadir que las Instruziones de gobierno de las Brigadas de 4 de mayo de 1717 no se observaban en todos sus artículos, como le recalcó Joseph de Vicaria, comandante e inspector, a Ensenada. De Vicaria repasaba uno a uno el grado de cumplimiento de todos los artículos aprobados veinte años antes, y en algún caso ―por ejemplo el del artículo 62, que establecía la renovación del vestuario cada dos años― indicaba: «Estte Capitulo nunca se ha puesto en practica», mientras que en el del artículo 8 señalaba la necesidad de su reforma: «8.º (…) En este Capitulo no ai novedad, y Juzgo mui combeniente que en este Cuerpo tengan sus aszensos los Sargentos, ò Condestables de el, por haver muchos de mui buena inteligencia, y que no vengan Ofiziales de Tierra, porque se tiene la experienzia que estos no son a proposito para el servizio de Mar» (38). La revista llevada a cabo por Mariani a comienzos de 1738 significó un punto de inflexión en la organización y estado de las Brigadas. No solo en cuanto a su organización interna, como se ha relatado antes, sino también porque supuso una llamada de atención que los responsables de Marina ―primero, el infante almirante don Felipe y, desde 1749, los diferentes ministros de Marina e Indias― atendieron a partir de aquellos momentos, procurando mejorar en todas sus partes el estado y funcionamiento interno del cuerpo. Este se plasmó no solo en el incremento del número y efectivos de las Brigadas de manera continuada hasta final de siglo, sino igualmente en su instrucción, muy deficiente hasta entonces; en su uniformidad, cuyo suministro y estado mejoró considerablemente, o en su armamento. De manera lenta (37)  AGS, Secretaría de Marina, leg. 131. «Extracto General de la Revista de Ynspeccion, passada a seis Brigadas de Artilleros de la Real Marina en dos y treze de Febrero de mil setezientos y treinta y ocho por el Conde de Mariania, Mariscal de Campo, de los Exerzitos de S.M. en virtud del S.or Ynfante Almirante General de España su fecha en Madrid a treinta de noviembre del año proximo pasado». (38)  Ib., «Practica de las Ynstrucciones remitidas por D.n Miguel Fernandez Duran en 28 de Abril de 1717 para la formazion de las Brigadas de Artilleria de Marina». 42 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 141


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